De acuerdo a los dichos de la familia, la joven había salido de su casa ubicada en Rastreador Fournier al 4000 de Munro en horas de la mañana en dirección al Colegio Stella Maris, ubicado en Villate y Colectora Panamericana de esa localidad.
Sin embargo, las autoridades del establecimiento informaron que la alumna nunca había llegado al lugar, hecho que motivó la desesperada búsqueda de la desaparecida.
La chica regresó, por sus propios medios pasadas las 19 y dijo haber sido víctima de un grupo de secuestradores que quería vengarse de su padrastro.
Según la declaración de la presunta víctima, varios desconocidos la habían interceptado en el cruce de Villate y Avalos de Munro y, tras vendarle los ojos, la obligaron a subir a un Fiat Duna color claro.
Luego de circular por espacio de unos 20 minutos, los captores la introdujeron en una vivienda, donde abusaron de ella.
En horas de la tarde, y siempre de acuerdo a esta denuncia, la volvieron a subir al auto y la trasladaron hasta un locutorio en el que la obligaron a realizar dos llamados a su casa, aunque no le permitieron hablar.
La adolescente fue conducida otra vez hacia la vivienda y, pasadas las 19, fue abandonada en inmediaciones de la estación de trenes de Munro desde donde, a pie, llegó a su hogar.
Los detectives de la DDI San Isidro comenzaron las investigaciones y encontraron varios puntos oscuros en la declaración de la muchacha.
Un breve interrogatorio permitió determinar que la joven había paseado durante todo el día y que, llegada la hora de regreso a su domicilio, temió que su madre y su padrastro la castigaran. Por este motivo decidió aducir que había sido víctima de los secuestradores.
La causa fue caratulada "Falso Testimonio" con intervención de la UFI Nº 2 del Departamento Judicial de Vicente López.