Los jueces condenaron a Miguel a la pena de 25 años de prisión, por hallarlo "coautor penalmente responsable de los delitos de homicidio en ocasión de robo y robo doblemente agravado por las lesiones producidas".
El primero de los hechos que se le imputó a Miguel ocurrió la tarde del 14 de agosto de 2003, cuando junto a tres hombres y una mujer -actualmente prófugos- ingresó a la vivienda ubicada en Garibaldi al 700, del partido de San Isidro, mediante engaño a sus propietarios.
Los delincuentes le aplicaron una golpiza al matrimonio de los ancianos Julio Chesi y Blanca Grimoldi de Chesi, para exigirles la entrega de dinero y joyas, unos 600 pesos, y luego de encerrarlos en el baño de la vivienda, donde también los golpearon, huyeron del lugar.
Como consecuencia de las patadas recibidas, el hombre falleció minutos después, en tanto la mujer debió ser atendida en un centro asistencial ya que, además de ser golpeada, también fue herida de un puntazo en el cuerpo con un cuchillo.
El segundo caso se produjo el 31 de ese mes, en un domicilio de Don Orione al 1000 de San Fernando, habitado por el matrimonio Magda Beux y Jorge Casal, ambos de avanzada edad, donde realizaron el mismo "modus operandi".
Esta vez, tras golpear y efectuar maniobras de ahorcamiento a los ancianos para exigirles la entrega de dinero, los delincuentes se apoderaron de unos 7.000 pesos, dólares y joyas, encerraron al hombre en un baño y fugaron.
Durante el juicio, la mujer destacó que tras el asalto sufrido llamaron a la policía y a una ambulancia de una empresa médica, que le diganosticaron fractura de cinco costillas, por lo que debió permaner fajada más de un mes.
Beux agregó que en el momento de los hechos su esposo padecía principio de Alzhaimer, y a causa del estrés y los golpes se le agravó el cuadro y hoy es un paciente de alto riesgo con deterioro cognitivo.
En el juicio Beux y Blanca Grimoldi de Chesi coincidieron en la forma en que fueron engañadas por los delincuentes: les tocaron el timbre de sus domicilios con alguna excusa y luego ingresaron por la fuerza.
Las víctimas y varios vecinos que fueron testigos también coincidieron en la descripción física de las personas que ingresaron a esas viviendas y golpearon a los ancianos para robarles.
De acuerdo al informe judicial Miguel, a quien le dicen "El Tuerto" porque hace años, en un enfrentamiento, una bala le rozó una ceja y tiene una cicatriz, cometió los robos después de violar una libertad condicional, ya que había sido beneficiado con salida transitoria de la cárcel donde cumplía condena por robo calificado y no volvió.
La sospecha sobre la participación del ahora condenado se inició a partir de un fotofit que hizo una vecina del anciano muerto, y luego la misma vecina lo reconoció en un álbum de fotos de delincuentes.
Finalmente, el gitano Miguel fue detenido cuando era buscado por el segundo de los hechos, por el que también fue condenado.
Durante la pesquisa se halló una huella digital que dejó uno de los delincuentes en un vaso para tomar agua en la casa donde asesinaron a Chesi y mediante el AFIS (archivo informatizado de huellas digitales) se determinó que pertenece a un pariente del gitano, también de apellido Miguel, por lo que se ordenó su captura.
Carlos Miguel Miguel, buscado bajo distintas identidades nació el 6 de mayo de 1950 en la Ciudad de Córdoba y su último domicilio.
