Según contó a Télam un jefe policial, uno de los propietarios, periodista, denunció que su caja fuerte había sido violentada y que de ella faltaban 2.000 dólares y alhajas.
Más tarde, otro propietario del mismo barrio privado, un abogado, al llegar de unos días de viaje se encontró con el mismo cuadro al advertir que ladrones habían ingresado en su ausencia e intentado violentar la caja fuerte, aunque no lo lograron.
El vocero informó que ninguna de las aberturas de las dos viviendas fue forzada, por lo que la principal sospecha es que quienes robaron tenían llaves y estaban al tanto de que los propietarios estaban de viaje.
Efectivos de la policía de la zona trabajaban en busca de rastros que pudieran haber quedado en las escenas de los hechos, al tiempo que analizaban las imágenes de las cámaras de seguridad del complejo en busca de elementos que les permitan identificar a sospechosos.
Además analizaban los libros de ingresos y egresos al barrio y tomaban testimonios a vecinos y personal de seguridad del lugar.