De arranque, las únicas modificaciones Tigre las tenía en el fondo: con Rodales y Cáceres como laterales en defensa. El resto, igual. Y cuando decimos así rescatamos la importancia para un entrenador que tiene poder encontrar los 11, que como decía Basile "salen de memoria". Asentado Vera de central (fue figura por amplio margen ante San Lorenzo), Teté como 5 y Cachete como media punta, Arruabarrena puede estar más tranquilo: tiene un equipo apto para "dejar de sufrir", como rezan los afiches evangélicos.
De movida, el Matador de Victoria sorprendió. Toque corto, vertiginoso, rápido por las bandas y letal en ataque. Primer avance, jugada por derecha. centro buscapié de Morales y gol en contra de Ferrari. Uno a cero. Hete aquí, una paradoja: el Vasco en la semana hizo un panorama del fútbol argentino sintetizado de este modo: "El que menos arriesga, mejor le va". Y con pocos minutos de juego, y Tigre ganando, el equipo adoptó esa postura. Dejó correr los minutos, tuvo alguna que otra situación para ampliar, pero se decidió a cortar los avances del rival, a achicar los espacios en defensa (aunque retrocediendo, peligroso...) y poco a poco concluyó el primer tiempo, y casi sin darnos cuenta había terminado el partido.
Es para destacar lo firme que se mostró Etcheverría (¡qué buena adquisición, Comisión) y todo lo que sacaron Vera, Cáceres, Islas y el buen trabajo del medio. No pudimos liquidarlo y sufrimos, sí, pero San Lorenzo nunca, jamás, le encontró la vuelta al partido y así fue que los MAS DE TRES PUNTOS se quedaron en casa. Vital.
Vamos a Bahía, confiados. Este equipo jamás te deja a pata.