Sandro murió hace un año, después de estar internado mes y medio en Mendoza y tras superar un trasplante de corazón y pulmones. Hacía ya muchos años que su salud se había deteriorado, por ser un fumador crónico.
Unas cien mil personas lo despidieron cuando pasó a otra vida, la vida del recuerdo y de la idolatría, a pesar de que Sandro ya era un ídolo entre los mortales como pocos otros artistas en la Argentina.
En esta fecha, no solamente la tumba y la casona de Banfield son escenarios de recordación sino también la plazoleta que lleva su nombre, en su mismo barrio, desde el 19 de agosto de 2010, fecha en la que hubiera cumplido 65 años.