“Este monstruo –refiriéndose al padre de la pequeña- violó a su hija en reiteradas veces y el juez reconoce que es sospechoso. Cuando le niega la detención la mamá se quedó perpleja y le pide al juez que por favor lo excluya de su hogar”, manifestó Fernández.
Esa figura, muy utilizada en la provincia de Buenos Aires, es concedida generalmente con mínimas pruebas. “Pero Sal Lari se la negó, mandaba a todos –la mujer, la niña y otros hermanitos- a vivir con el monstruo”, agregó.
Rosales pasó muchos meses viviendo en distintos lugares para evitar tener que compartir domicilio con el acusado.
Para mostrar la actuación poco coherente del juez, Fernández mencionó que “la abogada defensora del acusado pidió la excarcelación y se la negó”.
“Fíjese al grado de insensatez al que estamos sometidos. Estamos en manos de alguien a quien no le importa nada”, concluyó el ministro Fernández.
