El prelado advirtió que “esta realidad tan aberrante” es “una de las más modernas y terribles esclavitudes de la sociedad contemporánea”.
Además pidió la intercesión de santa Josefina Bakhita, religiosa sudanesa, quien estuvo sometida al tráfico de personas, para que acompañe a las personas cuya dignidad es denigrada con este flagelo.
Monseñor Ojea dijo que fue testigo de la práctica ya que cuando era obispo auxiliar de Buenos Aires, “había una parte de la Capital Federal en la que se ofrecían chicas para prostitución porque necesitaban droga y finalmente se caía en la venta de su propio cuerpo, a través de una persona que les suministraba droga y organizaba la trata”.
Además pidió por la dignidad humana “mediante la intercesión de santa Josefina Bakhita, esta santa sudanesa africana que conoció la esclavitud, conoció la tortura de chiquita y finalmente fue vendida a una familia en Italia, una buena familia que la hizo estudiar”.
El obispo contó que la santa luego entró en una congregación y se consagró “haciendo las tareas más humildes” y que “para todo esto que tiene que ver con la dignidad de nuestros chicos y de nuestras chicas, las situaciones de pobreza extrema, que cuando se da la necesidad de una adicción, se ofrece cualquier cosa para poder satisfacerla”.
“Esta y muchas otras formas en que se denigra la dignidad de las personas las tenemos en cuenta en este día. Le pedimos al Señor que tenga misericordia de su pueblo y que siga acompañando de cerquita a estas pobres personas que están sometidas a una de las más modernas y terribles esclavitudes de la sociedad contemporánea”, concluyó.
