De la mano de Leonardo Pisculichi, la figura del partido y autor de un golazo, River tuvo además reacción, ya que se recuperó de la conquista inicial y prematura de Mauro Matos y con cautela y un prolijo juego colectivo dio vuelta el marcador por intermedio del colombiano Teófilo Gutiérrez y el juvenil Lucas Boyé.
De esta manera, el River de Marcelo Gallardo sumó su cuarto triunfo consecutivo en el torneo y volvió a superar a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro en campeonato locales después de diez años.
San Lorenzo, que terminó con nueve futbolistas por las expulsiones de Juan Mercier y Mauto Cetto, sigue sin encontrar la forma y el funcionamiento que lo catapultaron recientemente a la cúspide de América y todavía no logró sumar de a tres en el presente certamen doméstico.
El partido tuvo un comienzo electrizante y con emociones, dado las intenciones ofensivas de ambos equipos y algunos desperfectos en que incurrieron en defensa.
River demostró que tiene buen pie y se plantó en campo del adversario, pero una desconcentración en la salida le permitió a San Lorenzo abrir el marcador cuando se jugaban sólo cinco minutos.
Mercier habilitó por derecha a Héctor Villaba, quien tomó a la retaguardia millonaria desarticulada y habilitó por el medio a un solitario Mauro Matos para que el goleador resolviera ante Marcelo Barovero.
Con el tanto recibido, River siguió con su libreto y mantuvo su idea de avanzar por los costados con toques cortos y armando buenas sociedades colectivas.
Por esta vía, a los 11, llegó la igualdad: tras una buena jugada entre Leonel Vangioni y Teo ófilo Gutiérez, la pelota le quedó a Pisculichi, quien desde el vértice izquierdo del área grande sacó un latigazo cruzado y letal que se metió al lado del poste izquierdo de Sebastián Torrico.
Después el juego se hizo un poco más trabado en la mitad de la cancha y, a pesar de que las situaciones de peligro escasearon, River fue el más claro de los dos.
En San Lorenzo se destacó la sociedad que hicieron por derecha Julio Buffarini y Tito Villalba, quienes aprovecharon la subidas de Vangioni por ese lado y fueron constantemente una salida viable para el Ciclón.
En el segundo capítulo el anfitrión salió con una actitud más agresiva, pero esa intención no le alcanzó para volver a pasar al frente. River, en cambio, fue cauteloso, esperó su momento y liquidó el pleito.
A los 13 minutos, el uruguayo Carlos Sánchez comandó una réplica, cambió hacia al izquierda para Pisculichi, quien se metió en el área y tiró un centro rasante para que Teo llegara de frente por el segundo palo para consumar el segundo gol.
A partir de entonces, San Lorenzo se desordenó, el nerviosismo de sus jugadores quedó reflejado en las expulsiones, y River, tranquilo, le dio el último golpe.
La tercer conquista del Millonario se concretó a los 33 minutos, con un cabezazo de Boyé, luego de un tiro libre ejecutado desde la izquierda por Tomás Martínez.
Así River volvió a pisar fuerte y con ráfagas de buen juego y practicidad se quedó con el clásico para volver a ilusionarse con el bicampeonato.