Los hechos ocurrieron el 27 de febrero de 2005, cuando la víctima estaba "cumpliendo tareas de mucama, cuidado de enfermos alojados, aplicación de dosis recetadas, aseo personal de los internos y otras semejantes".
"En horas de la madrugada, ingresan al establecimiento al menos dos delincuentes con fines de robo. Estaba en la Sala 3 cuando fue sorprendida por un delincuente que la redujo, le propinó golpes y la violó reiteradamente, en presencia de terceros. Todo el hecho fue presenciado por una compañera de trabajo y dos internos que se encontraban alojados en dicha sala. También sometieron sexual y físicamente a otras personas (internas menores alojadas en la institución)", añadió la denuncia.
El establecimiento de salud mental adujo que los episodios habían ocurrido por la propia negligencia de la mucama, quien había dejado abierta una puerta pese a que ello estaba expresamente prohibido. Pero el tribunal laboral refutó la versión porque ello no estaba probado y porque, además, tomando en cuenta que era verano, "si hipotéticamente hubiera abierto la puerta dado que hacía mucho calor el día de los hechos es porque la institución no se encontraba en condiciones para funcionar con todas las puertas cerradas".
"Existían medidas razonables a adoptar por parte de la empleadora, tales como contratar personal de seguridad idóneo, para una institución en donde se alojan personas con diferentes discapacidades, lo que hubiera disminuido razonablemente el riesgo de sufrir el ataque de los delincuentes", subrayaron los jueces.
Además, destacaron que "a la fecha de los acontecimientos había alrededor de 25 residentes con deficiencias mentales en el turno noche sólo quedaban dos mucamas".
"Habiéndose acreditado que la actora padece una lesión psíquica con motivo de los hechos violentos de los que fue víctima mientras cumplía sus funciones a las órdenes de la demandada, ésta debe responder", determinaron los camaristas.
