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Condenan a un menor por conducir moto sin permiso ni casco, y a su padre por no cuidarlo

Un menor de 16 años fue condenado por conducir una motocicleta imprudentemente, sin registro, casco ni seguro, y su padre también mereció un reproche por no cuidad adecuadamente a su hijo ni constituirse en modelo de vida.
El ejemplificador fallo fue dictado por la titular del juzgado de faltas número uno de Vicente López, Marta Lakovich, contra el adolescente sorprendido el 15 de mayo de 2009 a las 16 circulando por las calles de Olivos, denunciado por las autoridades de un colegio alarmadas por la forma en que conducía la moto.

Cuando las autoridades de tránsito le indicaron que detuviera la moto, "realiza una maniobra en donde el Sub Director (del colegio) se tiene que correr atentando contra él y peligrando a niños y padres que se encontraban cruzando", describe la sentencia, además de atribuírsele diversos insultos.

El fallo explica que el adolescente, al momento de la última infracción, "contaba con cuatro causas en las que se lo juzgó por conducir sin licencia, sin casco, con maniobra imprudente y sin exhibir seguro" a lo largo de los últimos dos años.

Incluso, en agosto de 2008 había sido condenado junto con su padre a pagar una multa de 800 pesos, y se le prohibió volver a conducir sin licencia y sin casco.

"Nunca el padre abonó la multa, la que se encuentra en ejecución en Apremios de la Municipalidad de Vicente López. Tampoco ejerció la vigilancia necesaria para que su hijo cumpliera con lo ordenado en la sentencia de causas anteriores por la que se prohibía conducir sin licencia y sin casco", aclara el fallo.

"La moto o cualquier rodado en manos de aquellos que no están en condiciones de obtener una licencia porque el legislador consideró que no llegó a la madurez necesaria para conducir, es un arma mortal para el niño, y es su padre el que debe guiar al menor en la senda del deber ser", sostuvo la jueza Lakovich.

"En el albor del siglo XXI vemos como día a día se violan las reglas elementales de convivencia que no son las que se deben corresponder con los supuestos de civilización que imaginamos para este siglo. Las adicciones están haciendo mella en el cerebro y en la conducta de nuestros niños. Los hechos luctuosos se repiten día a día. Por lo tanto es función de los funcionarios de recurrir a todos los resortes legales para evitar que los menores sean la causa de hechos siniestrales", añadió.

La jueza destacó que "la educación, el respeto por las leyes se consiguen sobretodo a través del ejemplo... que es la familia, que es la primera de las instituciones base de todo desenvolvimiento social" y, en ese sentido, subrayó que "no cabe duda que los menores repiten lo que reciben en el seno familiar".

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