El remero nacido en San Fernando se retiró en silencio y, antes de subirse al micro de atletas que lo transportó rumbo a la Villa Olímpica, se cruzó con el secretario de Deportes de la Nación, Claudio Morresi, quien lo abrazó e intentó darle ánimo,
aunque el deportista, claramente decepcionado, no emitió una sola
palabra.
El Pollo Fernández, quien fue elegido como abanderado argentino para la ceremonia de cierre de los Juegos Olímpicos, volverá a competir por un lugar en las semifinales C, cuyo máximo resultado sería un puesto 13o. Demasiado poco para quien obtuvo un diploma olímpico en Atenas 2004 y había llegado a Beijing con aspiraciones de medalla.