Ávalos se desempeña como cuidacoches en la intersección de Angel Gallardo y Leopoldo Marechal, en Parque Centenario. Hace dos años que no tiene un trabajo fijo. Su último empleo fue en una empresa de recolección de residuos, que después de tres meses no le renovó el contrato, informó un matutino porteño.
Él, su esposa Liliana y su hijo Cristian Ezequiel, de 5 años, vivían en una casilla en terrenos fiscales en Laferrere, de donde fueron sacados. Desde hace cuatro meses paran en la casa de una prima de la mujer, en Virreyes.
Antes de pensar en vender un riñón, Ávalos se acercó al Estado, que sólo le ofreció subsidios temporarios. Tampoco los empleos de poco tiempo considera que le sirven para alquilar alguna propiedad."Cuando me quedo sin trabajo vuelvo a la misma situación de ahora. Necesito sí o sí una vivienda. Estoy desesperado, ya no sé qué hacer", dijo.
El joven aclaró que quien quiera comprar su órgano deberá no sólo abonar por él sino también mantener a su familia por tres meses, tiempo estimado de recuperación que le informaron los médicos del Hospital Durand.
Caso testigo
"Por mis chicos estoy dispuesta a todo. Necesito darles un techo seguro", afirmó Silvia Malacara, una mujer de 33 años que hace unas semanas ofreció alquilar su vientre a cambio de una casa. "Soy conciente de los riesgos para mi salud y estoy dispuesta a enfrentarlos", agregó.
Esta mujer vende bolsas de madera y manualidades en negocios y shoppings, y su esposo no tiene un trabajo fijo. Su pedido respondió a que la casa en la que viven con sus ocho hijos en San Miguel, prestada por unos familiares del hombre, está a punto de ser vendida.
Cuando esta información trascendió a los medios nacionales, rápidamente consiguió la vivienda que buscaba. Alberto Víctor Domínguez, un abogado de 48 años, y su mujer, buscan desde hace 14 años tener un hijo, y se contactaron con ella para tratar de concretar su anhelo.
Fuente infobae.com
