La mujer afirmó que en el operativo en el que fueron secuestrados, quien manejaba el Ford Falcon era el represor Ricardo Cavallo, actualmente detenido en España tras haber sido extraditado desde México.
Una de las partes más emotivas de su testimonio fue cuando Seoane, con evidente emoción, refirió que "pese al miedo" con la llegada de la democracia, en 1983, hicieron las denuncias ante la Comisión Nacional Sobre Desaparición de Personas (CONADEP) porque "valía la pena hacerlo".
La testigo también hizo una referencia a que "a 22 años del juicio a las juntas y luego que el fiscal (Julio) Strassera dijera 'nunca más' hoy Jorge Julio López está desaparecido, por eso creo que vale la pena declarar", lo que provocó aplausos en la Sala de audiencias.
La mujer explicó la crueldad con que fue torturada en la ESMA durante su breve alojamiento en ese centro clandestino y se le pasaba corriente eléctrica por su cuerpo pese a que hacía sólo dos meses acababa de dar a luz a su beba.
Seoane fue la primera testigo de la sexta jornada del primer juicio oral por gravísimas violaciones a los derechos humanos en la ESMA, tras la derogación y declaración de "nulidad insalvable" de las leyes de obediencia debida y punto final.
En esta jornada también está previsto que los camaristas Guillermo Gordo, Ricardo Farías y Daniel Obligado, integrantes del Tribunal Oral en lo Federal Cinco, escuchen los testimonios de José Orlando Miño, Beatriz Tokar di Tirro y Manuel Fernando Franco.
En este juicio Febrés es el único imputado a quien se responsabiliza por los tormentos a cuatro ex prisioneros de la ESMA y solo concurrió la primera jornada en la que se leyó el "auto de elevación a juicio" con los cargos en su contra.
Luego solicitó que se lo eximiera de concurrir a las audiencias, permiso que -de acuerdo a lo que autoriza el Código Procesal- le fue concedido hasta el momento de los alegatos y el veredicto cuando deberá volver a sentarse en el banquillo de los acusados. (Télam).
