Voceros judiciales aclararon hoy que, sin embargo, Padilla quedó imputado del delito de homicidio en exceso de la legítima defensa de terceros.
Las mismas fuentes indicaron a Télam que frente al fiscal Rodríguez, el carnicero admitió haber disparado con su pistolas calibre 9 milímetros en defensa de la mujer que era asaltada en la parada de colectivos.
Por razones de seguridad, ya que fue amenazado por vecinos de la villa San Cayetano, de donde era el asaltante muerto, a Padilla le pusieron una custodia policial en la puerta de su casa, que queda en la misma carnicería.
El hecho ocurrió a las 8:30 del sábado último, cuando Adriana Verónica Gabriela Lucero, una empleada de 33 años que reside en Béccar, se disponía a tomar un colectivo en una plazoleta situada en Guido y Roma de esa localidad sanisidrense.
La mujer fue abordada por dos jóvenes delincuentes que intentaron arrebatarle la cartera y la arrastraron por el piso.
Según contó Lucero a la prensa, mientras estaba tirada en el suelo, escuchó dos disparos y los dos ladrones huyeron corriendo hacia los pasillos de la villa San Cayetano.
Pero uno de ellos, posteriormente identificado como Claudio Nelson López, de 23 años y con antecedentes penales, cayó muerto a pocos metros de la villa, con un balazo que lo atravesó en la zona abdominal.
Los pesquisas inicialmente sospecharon que el joven pudo haber sido víctima de su propio cómplice durante una pelea posterior al asalto, aunque luego, al analizar la secuencia de los hechos y el testimonio de Lucero, se volcaron a la pista de un "vengador".
Al ser amenazado por vecinos de la villa San Cayetano el carnicero llamó el miércoles a la policía, entregó una pistola, contó que él había salido disparando y quedó detenido hasta que ayer el fiscal le dio la libertad.
