La caminata recorrió barrios del oeste de San Fernando, Virreyes y Victoria con el lema “Para dar muchos frutos, permanecemos en el evangelio”. Por la gran cantidad de feligreses la misa tuvo lugar en el gimnasio del Colegio San José, de la Obra Don Orione, contiguo a la parroquia.
La Pastoral de los Trabajadores invitó a participar de las celebraciones a las dos centrales de trabajadores, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) que actualmente brega por conseguir la personería gremial por parte del gobierno, y la tradicional CGT.
Justamente, en el momento litúrgico de la ofrenda del pan y el vino, este equipo de la Pastoral Social diocesana entregó una pechera de la CTA y un afiche de la CGT, junto con un mapa de la Argentina, que llevaron dos docentes.
Antes, en la homilía, el obispo Casaretto calificó como “legítimo sin lugar a dudas” el reclamo social por trabajo.
El prelado estableció un paralelismo entre el recorrido de la procesión, que pasó por barriadas pobres, sectores con mejor calidad de vida y zonas comerciales, y las diferentes realidades que conviven en la sociedad.
“Al caminar nos encontramos con situaciones para agradecer donde se han multiplicado el trabajo y la riqueza, pero también –agregó el obispo- con muchos hermanos que padecen el no poder trabajar. Con jóvenes que la sociedad no preparó para el trabajo, Que no vieron trabajar a sus padres. Que no se formaron en la cultura del trabajo sino en la cultura de la dádiva”.
Monseñor Casaretto se preguntó “¿Qué vamos a hacer los argentinos para multiplicar la cultura del trabajo y desterrar las dádivas?” y exhortó a los cristianos a “transformar la sociedad en más justa y equitativa”.
Luego explicó que en la celebración de San Cayetano “hay un Jesús que se manifiesta fuertemente, que es el que está en nuestros hermanos más pobres”. Casaretto persuadió a los feligreses a que “permanezcamos en el Jesús que está en los pobres”.
El obispo de San Isidro recordó que para los cristianos “el trabajo es la clave que nos permite ser personas. Con el trabajo crece nuestra dignidad de hijos de Dios. El trabajo nos permite ser más no solo tener” concluyó.
Como es tradicional, la celebración por San Cayetano terminó con el reparto de panes bendecidos, entre todos los presentes.
