“Ya llevamos un tiempo bastante prolongado en la transformación de nuestras vidas cotidianas. La primera etapa, para algunas personas, fue de euforia y de 'sobreexigencia' para adaptarse a la situación, pero en la segunda etapa empieza a aparecer el agotamiento”, explicó la profesional, que es profesora de Salud Pública y Salud Mental en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Lanús.
Además, advirtió que “la evolución de cada persona en cuanto al aislamiento es singular, tiene que ver con su condición económica, edad y su propia historia”.
Stolkiner señalo que pueden presentarse “momentos de cólera hacia convivientes o vecinos a los que se les adjudique peligro de transmisión” de la enfermedad y marcó que desde algunos medios de comunicación “hay una convocatoria al enojo”.