El entrenador manifestó, a su vez, la furia e impotencia que sintió al ser golpeado impunemente, y protestó contra los organismos que se encargan de la seguridad en el fútbol argentino.
“Las situaciones de inseguridad existen dentro y fuera de la cancha, pero en Brasil, cuando se agrede a alguien, la persona es detenida porque hay alguien que te juzga. Y en Europa, la seguridad está del lado de afuera, no en el campo de juego”, expuso. Alfaro afirmó que basó su elección en el principio de que “un cobarde no fuera más importante que treinta y cinco mil personas”.
“(Diego) Ceballos dejó que la decisión fuera mía y le dije que lo siguiera, pero alguien se tiene que poner los pantalones. Ahora me duele mucho la cabeza, no sé si por el golpe o por la derrota”, concluyó en rueda de prensa.