El próximo 7 de octubre, en su primer día de sesiones después del receso de verano, la Corte Suprema aún tendrá dos opciones: confirmar si acepta o no el caso; o postergar esa decisión. En un par de meses la Argentina presentará un segundo recurso por el mismo caso y es posible que los jueces prefieran esperar para evaluar las dos apelaciones juntas.
La Corte Suprema podría decidir también pedir la opinión del Gobierno de Estados Unidos antes de tomar una decisión, lo que retrasaría aún más el proceso. De hecho, la mayoría de los analistas piensa que la Corte Suprema no aceptará el caso inmediatamente y toda la atención está puesta en qué hará EE.UU. si le piden esa opinión. Si finalmente interviene en favor de la Argentina, como ya hizo en dos ocasiones ante la Corte de Apelaciones, las posibilidades de que la Corte Suprema acepte el caso aumentarían notablemente.
Hasta ahora Estados Unidos se negó a pedir voluntariamente a la Corte Suprema que acepte el caso porque en general siempre espera a que sean los jueces los que le pidan su opinión. En este caso, sin embargo, llamó la atención que EE.UU. haya bloqueado además el amicus curiae que el Fondo Monetario tenía planeado enviar a la Corte Suprema en favor de la apelación argentina.