Según el fallo del juicio de divorcio, conocido hoy, la mujer deberá pagarle una compensación económica a su ex marido porque su conducta terminó "provocando una lesión al espíritu del actor que no puede dejar de ser reparada".
Los jueces Marcela Pérez Pardo y Víctor Liberman evaluaron una pericia psicológica sobre el marido engañado que demostró "sentimientos de fracaso e incompetencia personal por los que atravesó y que le produjeron un grave descenso de su autoestima, conduciéndolo a un estado de ánimo depresivo".
No obstante, la pericia estableció que el hombre "es un sujeto con características de una personalidad obsesiva, que instrumentó mecanismos de defensa rígidos que le permitieron un devenir medianamente estable. Si bien en un primer momento atravesó sentimientos de fracaso, incompetencia personal, descenso de autoestima y un estado de ánimo depresivo, debido a su estructura de personalidad rápidamente fue tapando cada una de las falta".
Ello se tradujo en "formaciones reactivas o mecanismos evasivos que sostuvieron y permitieron aumentar su capacidad de trabajo", como consecuencia de la ruptura matrimonial.