Si bien en un principio se creía que la camioneta tenía colocada una patente robada -como sucedió con una Ford EcoSport que los asaltantes también utilizaron de apoyo-, los investigadores determinaron que la Amarok es un vehículo robado que lleva puestas sus placas originales.
Las fuentes explicaron que así se pudo establecer que esa 4X4 le fue robada la madrugada del 2 de mayo pasado a un empresario de San Isidro identificado como Carlos Juncos, una víctima de esta banda que hasta ahora no se conocían sus datos.
El hecho del que fue víctima Juncos ocurrió a la 1.15 cuando el empresario circulaba con su Amarok cerca del supermercado Walmart del cruce de las avenidas De los Constituyentes y General Paz, en el barrio porteño de Villa Pueyrredón.
Según luego denunció Juncos en la comisaría 52 porteña, un automóvil oscuro que podría ser un Peugeot le cortó el paso y del vehículo descendieron tres hombres con pistolas 9 milímetros.
Juncos fue obligado a pasarse al asiento trasero de la Amarok doble cabina, donde lo tuvieron tirado en el piso custodiado por uno de los ladrones, mientras que los otros dos cómplices se ubicaron en la parte delantera como conductor y acompañante.
"Lo primero que le preguntaron es si era policía o tenía armas. Lo revisaron minuciosamente, incluso le palparon los tobillos para ver si ahí escondía un arma", contó a Télam un investigador.
Las fuentes también indicaron que a Juncos le preguntaron si sabía dónde estaba oculto en la camioneta el "bicho", que en la jerga delictiva se lo denomina al dispositivo del rastreador satelital.
Los asaltantes huyeron a toda velocidad por la avenida General Paz y durante el viaje interrogaron a la víctima y se apoderaron de su billetera y su teléfono celular.
"Le sacaron todas las tarjetas y le pidieron todas las claves para ir a un cajero automático. También le preguntaron dónde vivía porque tenían la intención de ir a la casa", reveló el informante.
Sin embargo, tras 45 minutos de cautiverio, la banda abortó esos planes, liberó a la víctima y huyó con la camioneta.
Tal como sucedió el 27 de abril pasado con el periodista Biasatti, los delincuentes dejaron a Juncos en la zona sur de la Capital Federal, esta vez en el cruce de General Paz y avenida Cruz, en el barrio porteño de Villa Riachuelo.
"Si nos llegaste a ver la cara, olvidátela. Tenemos gente en todos lados y te vamos a ir a buscar", le dijo uno de los delincuentes al empresario, según contó un investigador.
La misma fuente señaló que antes de que se baje de la 4X4, a Juncos le devolvieron el DNI, el registro de conducir, el carnet del club Tigre del que es socio y el chip de su teléfono celular.
"Hasta le dijeron que tenía un puesto policial a 200 metros para pedir ayuda y encima le dieron 50 pesos para un taxi", dijo el vocero consultado.
Los casos son investigados por tres fiscalías distintas, pero el fiscal de San Isidro Patricio Ferrari, quien interviene en el hecho del empresario Díaz, que se arrojó de su 4X4 en inmediaciones de la villa La Cava y allí hubo un tiroteo con gendarmes, ya convocó para trabajar de forma conjunta a detectives de la DDI de San Isidro y de la División Antisecuestros de la Policía Federal.
