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Acusan a Máxima y Guillermo de operar en paraíso fiscal

El príncipe heredero de los Países Bajos, Guillermo-Alejandro, y su esposa de origen argentino, Máxima Zorreguieta, fueron denunciados por el periódico holandés "De Volkskrant" de haber realizado el año pasado transacciones financieras en algunos "paraísos fiscales".
La información, que aparece hoy en la portada de la edición en papel (y en su versión de Internet) está firmada por dos redactores Jan Hoedeman y Remco Meijer, quienes dicen haber tenido acceso a la información, hasta ahora desconocida, y que todavía debe ser contrastada y confirmada oficialmente.

"Entre bastidores estalló la conmoción el año pasado sobre pagos del príncipe Guillermo-Alejandro y la princesa Máxima en un 'paraíso fiscal'", es el título a tres columnas del informe difundido por la agencia de noticias DPA.

Los supuestos pagos de la pareja real holandesa habrían tenido por objeto la compra de una mansión de vacaciones en Mozambique.

El servicio oficial de prensa de la Casa Real confirmó que los príncipes "compraron su casa de vacaciones en Mozambique a través de pagos de facturas en 'diversos países'", entre ellos el paraíso fiscal de Jersey, una posesión británica en Canal de la Mancha, informó "De Volkskrant".

No obstante, el príncipe y la princesa "no cometieron delito alguno fiscal o financiero debido al método de pago empleado" ya que "respetaron todas las normas y reglas internacionales", informó el servicio oficial de prensa real.

La polémica no ha dejado de acompañar a Máxima, que cumplió 40 años el mes pasado, y al futuro monarca de los Países Bajos, en torno a la lujosa villa africana en la península de Manchangulo.

Ya en 2009, medios holandeses se hacían eco de las fuertes críticas a la pareja real por haber decidido construir esa residencia en plena época de crisis en Europa.

Tanto Máxima como Guillermo-Alejandro sostenían que el proyecto, que incluía dos residencias privadas, además de un hotel y un parque temático, reportaría muchos beneficios económicos a la población autóctona.

Guillermo-Alejandro aseguraba que cuando se decidió la construcción, en 2007, era imposible de prever la amplitud que tomaría después la crisis. Por ello, el príncipe heredero aseguró que informó al entonces primer ministro, el democristano Jan Peter Balkenende, de su decisión de vender la residencia una vez acabadas las obras.

"El debate (sobre la mansión) cuesta demasiado tiempo y energía, los cuales, justamente, en medio de esta situación (de crisis), podrían ser invertidos en otras cuestiones", afirmaba a fines de 2009 Guillermo-Alejandro, tras regresar junto a su esposa de un viaje a México. (Télam)

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