Serán cuatro meses de navegación en kayak, lo que demandará remar entre 6 y 8 horas a lo largo de hasta unos 70 kilómetros diariamente, con un sistema de supervivencia y autonomía, que los pondrá en contacto únicamente con los pobladores de las zonas ribereñas para recoger sus testimonios.
"El motivo es nuestro amor al río y a la naturaleza y la necesidad de ayudar a crear conciencia sobre lo que va a pasar con estos cursos de agua en el futuro", sostuvo Rivas.
El joven, integrante de la agrupación "El Agua Manda", en cuyo blogspot se pondrá un link para seguir día a día el recorrido de la flota de kayaks, explicó que el futuro es incierto para la Cuenca del Plata "si se siguen instalando represas hidroeléctricas e industrias contaminantes".
Hermann Feldkamp, Lucas de Miguel, Ezequiel Vela completan el grupo expedicionario que tiene previsto llegar a Tigre antes de mediados del mes de septiembre, donde se sumarán libremente a la causa otras embarcaciones, que los acompañarán hasta la Ciudad de Buenos Aires (Puerto Madero).
Provistos de tecnología (filmadoras y cámaras fotográficas, teléfono, y un rastreador satelital, entre otros elementos) tienen pensado documentar el viaje y captar los testimonios de los pobladores de los puntos que tocaran, en las orillas del Paraguay y del Paraná.
"La mayoría de las personas que viven en las orillas son los más perjudicados. Muchos son desalojados de sus tierras y pierden su historia y su cultura", dijo Rivas.
El joven explicó que "el grupo, vinculado a la defensa del ambiente y la preservación de la biodiversidad, no está contra del desarrollo pero cree que todas las personas deberían poder forjar su propio destino".
En ese sentido, apuntó contra "las potencias que buscan acceder a los recursos naturales de la Cuenca del Plata, y a los organismos de crédito internacional que financian megaemprendimientos, sin tener en cuenta la biodiversidad y la vida de las personas".
En tanto, advirtió que "en zonas muy perjudicadas como El Gran Pantanal, en el estado de Mato Grosso, parte de Bolivia, y Paraguay, las comunidades aborígenes van a perder las tierras de sus ancestros".
Los territorios son inhóspitos pero "existe en ellos una historia y una cultura, algo que las grandes empresas no entienden".
"Los tientan con una forma de vida "más digna" pero los trasladan a los alrededores de las grandes ciudades, donde terminan hacinados en complejos habitacionales, lejos de su tierra", señaló.
El joven contó que el nombre de la agrupación (El agua manda), que está a punto de lanzarse a la experiencia con un fin esclarecedor y sensibilizador revela nuestro pensamiento.
"No buscamos desafiar a la naturaleza, interactuamos con ella porque queremos aprender su ritmo, tomarle el pulso y por ese motivo respetamos a las comunidades originarias".
Partirán el próximo domingo desde Gualeguaychú, donde se realiza una edición más de la marcha contra la instalación de Bostnia sobre el río Uruguay, y desde allí recorrerán 3.000 kilómetros en camioneta hasta Mato Grosso.
