22.06.2010 - 13:20 | Policiales / San Isidro, Vicente López

23 años de prisión para el motoquero violador que coleccionaba DNI

Un motoquero que coleccionaba como trofeos los DNI de sus víctimas fue condenado hoy a 23 años de prisión por haber asaltado a 28 mujeres y violado a tres de ellas en hechos cometidos entre julio y noviembre de 2008.

La pena fue impuesta este mediodía por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de San Isidro al imputado Hugo Marcelo Villa (34), apodado "Narigón".

El fiscal del juicio, Gastón Garbus, dio a conocer el monto de la pena impuesta a Villa a la salida de los tribunales de San Isidro, donde dijo a la prensa que no le parece razonable, ya que a su criterio el hombre debería haber sido penado con 41 años de cárcel, tal como él había requerido en su alegato.

"Por la sumatoria de hechos, debería haber recibido una condena más alta", dijo Garbus que como fiscal de Martínez fue quien logró la detención del ahora condenado en una causa cometida en su distrito.

Los jueces Marcela Helguera, Ezequiel Igarzábal y Carlos Vales Garbo ya habían adelantado la semana pasado su veredicto condenatorio para Villa por lo que hoy sólo dieron a conocer el monto de la pena.

El TOC 3 de San Isidro responsabilizó a Villa por 27 hechos de robo calificado por el uso de arma, uno de robo simple, cuatro de privación ilegal de la libertad agravada por el uso de arma y violencia y tres hechos de abuso sexual triplemente agravado por acceso carnal, por ser gravemente ultrajante y por el uso de arma.

Villa siempre elegía a mujeres atractivas de entre 18 y 34 años y de sus 28 víctimas de robo, sometió sexualmente a tres, a una de las cuales llevó a un hotel alojamiento para poder violarla, ya que no logró hacerlo en la vía pública.

En el juicio, el motoquero fue absuelto de un cuarto cargo de "abuso sexual" del que había llegado acusado porque los jueces entendieron que en un asalto a una mujer le manoseó los pechos para sacarle dinero que allí escondía y no por placer sexual.

En el juicio, Villa confesó los 28 robos y tres violaciones, le pidió disculpas a las víctimas, dijo que no sabía por qué lo había hecho y aclaró que no estaba ni drogado ni alcoholizado.

Al margen de la confesión, las pruebas que lo incriminan son contundentes, ya que no sólo fue reconocido por más de 20 de sus víctimas por sus particulares tatuajes, sino que al momento de la detención y al allanar su domicilio, el fiscal Garbus encontró DNI, billeteras, carteras y hasta cosméticos de sus víctimas que guardaba como "trofeos", según explicaron fuentes del caso.

La policía logró detenerlo en la ciudad bonaerense de San Pedro cuando le prestó a su novia el teléfono robado a una de sus víctimas para que se comunicara con una amiga, llamada que fue rastreada.

Los hechos por los que Villa fue condenado se cometieron entre julio y noviembre del 2008, en la zona norte del conurbano.

El más grave se registró el 15 de septiembre en Castelli, entre Alma Fuerte y Navarro, de Carapachay, donde Villa a bordo de una moto Yamaha azul interceptó y amenazó con un arma a una joven, a quien despojó de su dinero y su celular.

Tras ello, obligó a la chica a subirse a la moto y la llevó hasta el paso a nivel, donde la obligó a que le practicara sexo oral.

Luego, Villa acorraló a su víctima contra un portón y la obligó a bajarse los pantalones y la ropa interior para penetrarla, aunque al cabo de unos minutos le volvió a exigir que ascendiera a su moto y la llevó hasta un cruce de vías, donde nuevamente hizo que le practicara sexo oral.

De acuerdo a la pesquisa judicial, la víctima le rogó al violador que la dejara ir, aunque éste se negó, la amenazó y la llevó en su moto hasta un hotel alojamiento de la Panamericana, en Munro, donde pagó por una habitación, obligó a la joven a desvestirse y la violó en reiteradas oportunidades sin utilizar profiláctico.

El abuso se extendió por aproximadamente una hora y media, tras lo cual Villa escapó en su moto.

Otro de los hechos por el que el motoquero fue condenado ocurrió el 29 de octubre de 2008, cuando interceptó en su moto a una joven que estaba en la colectora de la Panamericana, entre Yapeyú y Williams, de Martínez, partido de San Isidro.

Bajo amenazas con un arma, se apoderó de las pertenencias de la joven y, en la moto, la llevó hasta un cajero automático de Munro para extraer más dinero y, luego, a una fábrica abandonada donde la obligó a practicarle sexo oral.

Seis días después, Villa sorprendió en Villate y avenida Mitre, de Munro, a una joven de 20 años que caminaba hacia su trabajo, a quien amenazó con un arma, despojó de sus pertenencias y la llevó hasta la colectora de la Panamericana e Yrigoyen, de Vicente López, donde la obligó a levantarse la remera y el corpiño, la manoseó y la obligó a hacerle sexo oral.

Antes de escapar, el violador hizo que su víctima lo besara en la boca bajo la promesa de devolverle sus bienes.

Para acusar a Villa, fueron fundamentales los reconocimientos de muchas de sus víctimas, las descripciones de los tatuajes que tiene en sus brazos y una filmación tomada por las cámaras de seguridad instaladas en el cajero automático al que llevó a una de las mujeres antes de violarla.

Además, tanto al ser detenido en San Pedro como en un allanamiento posterior realizado en la casa de su madre, en Villa Adelina, la policía encontró las pertenencias de las víctimas y una réplica de pistola que empleó para reducirlas.

Los pesquisas destacaron como particularmente llamativo el hecho de que Villa tuviera prolijamente ordenados en un cajón de su habitación los documentos de identidad y tarjetas robadas a las mujeres.