26.10.2007 - 12:00 | Internacionales

Francia busca contener nuevos disturbios en los suburbios

Dos años después del violento estallido en los suburbios franceses, organizaciones, políticos y policías denuncian que la situación se degradó y que las revueltas pueden repetirse porque la situación continúa siendo tan delicada como en octubre de 2005.

Mientras el gobierno de Nicolas Sarkozy trabaja en un plan de ayuda para los barrios desfavorecidos, la situación continúa siendo tan delicada como en octubre del 2005, cuando comenzaron los disturbios.

Electo en mayo de este año y en el poder desde el 16 de junio pasado, Sarkozy nombró como secretaria de Estado a Fadela Amara, una mujer de origen argelino y militante de izquierda, con el propósito de mejorar la situación en los barrios pobres.

Amara, ex presidenta de la emblemática asociación "Ni Putas, ni Sumisas", que hace 32 años logró la despenalización del aborto en Francia, se encuentra trabajando en un "plan Banlieue" (plan suburbios), que será presentado en enero próximo y que permitirá potenciar la educación y el empleo en los barrios mas humildes.

El 27 de octubre del 2005 dos adolescentes de Clichy-sous-Bois (norte de París), Zyed Benna (17 años) y Bouna Traoré (15) murieron calcinados en una usina eléctrica al refugiarse de los policías que los perseguían.

Los jóvenes regresaban de jugar al fútbol, pese a que Sarkozy, en aquel entonces Ministro del Interior, afirmó que los policías habían sido agredidos.

La indignación del barrio se propagó en las cités (monoblocks sociales de los suburbios) vecinas dando inicio a un inesperado estallido.

Durante tres semanas las llamas de Francia ocuparon la portada los diarios del mundo por una revuelta inédita que causó 1O.000 autos incendiados, 3.000 detenidos, centenas de heridos, más de 300 edificios públicos destruidos y la instauración por tres meses del Estado de sitio.

Con declaraciones provocativas, entre ellas el anuncio de que limpiaría con soda cáustica las cités, Sarkozy aumentó la tensión en los suburbios.

La violencia sacó a la luz los graves problemas de inserción de los jóvenes franceses de origen africano y magrebí, víctimas de discriminación y del desempleo.

Sin embargo, organizaciones no gubernamentales y policías que trabajan en los suburbios de la capital francesa denuncian que la situación no ha cambiado y que inclusive se ha degradado en estos últimos dos años.

"El problema es mayor, la situación es más grave que antes del estallido porque los cambios son superficiales. En los suburbios existe la sensación de que todo podría explotar en cualquier momento", le dijo a Télam el sociólogo Laurent Mucchielli.

En tanto, el diputado socialista y alcalde de Evry (sur de París), Manuel Valls, afirmó a radio France Inter que "el polvorín sigue igual, se profundizo el segregacionismo territorial y el sentimiento de crecimiento social se esta perdiendo".

Por lo bajo y buscando preservar el anonimato, los policías reconocen que el número de armas aumentó exponencialmente y que los incidentes entre jóvenes y las fuerzas del orden son habituales en la conflictiva y vasta Seine-Saint-Denis (norte de París).

El 4 de octubre pasado causaron conmoción las imágenes de Saint-Dizier (centro de Francia) en llamas, tras una revuelta liderada por jóvenes de entre 12 y 20 años.

Durante la campaña electoral y en setiembre pasado la Gare du Nord, una de las principales estaciones de trenes parisinas, también fue escenario de graves enfrentamientos entre jóvenes y policías.

Pese a que los incidentes entre policías y jóvenes son esporádicos, se torna cada vez más violentos, y las autoridades temen que puedan producirse nuevas refriegas en noviembre durante las manifestaciones previstas para protestar contra las reformas del sistem jubilatorio.