Esta severa multa es la tercera establecida en este tipo de caso. La RIAA (Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos), que representa a la industria del disco, opinó en un comunicado que esta pena constituía "un reconocimiento claro" de la culpabilidad de Thomas-Rasset. "Esperamos que finalmente acepte la responsabilidad de sus actos", añadió.
Thomas-Rasset fue condenada por primera vez en octubre de 2007 a pagar 220.000 dólares, pero el juez estimó entonces que la sanción era "totalmente desproporcionada" y "abrumadora". El proceso fue finalmente anulado.
Pero dos años más tarde, fue condenada a pagar 1,92 millón de dólares (80.000 dólares por canción) a seis compañías: Capitol Records, Sony BMG Music, Arista Records, Interscope Records, Warner Bros. Records y UMG Recordings.
La RIAA y las grandes casas discográficas ya han demandado a miles de personas por bajar y compartir ilegalmente música y la mayoría de ellas aceptaron pagar entre 3.000 y 5.000 dólares.
Jamie Thomas-Rasset fue la primera en negarse a un acuerdo amistoso y prefirió ir ante la justicia.
A finales de 2008, la RIAA cambió radicalmente de postura y anunció que renunciaba a demandar a quienes bajaban ilegalmente música de internet y que correspondía a los proveedores de acceso a internet tomar medidas contra la piratería.