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Detenida por el caso Berardi quiso hacer pasar a Matías por ladrón

Los acusados por el secuestro y homicidio de Matías Berardi quedaron más comprometidos, porque una de las detenidas reconoció ante la Justicia haber gritado que el adolescente era un ladrón cuando la víctima buscaba en vano ayuda, apenas alcanzó a escapar de sus captores.
Así lo informó el abogado de la familia de la víctima, Eduardo Durañona, quien dijo que la confesión fue de Celeste Moyano, una de las detenidas y procesadas por el crimen de Matías, al quebrar ante la Justicia el silencio que mantienen los imputados desde que fueron atrapados y pedir por primera vez prestar declaración indagatoria para dar su versión de los hechos.

Pero además el abogado adelantó a DyN que la querella podría avanzar sobre más sospechosos de haber sido cómplices de los ya detenidos, aunque no quiso revelar los detalles de la estrategia a seguir.

Y aclaró que la Justicia ya investiga a los procesados por el crimen de Matías por otro secuestro ocurrido meses antes contra un joven.

"Para nosotros los dichos de Celeste Moyano guardan una importancia clave. Si bien ya estaba demostrado a través de los dichos de otros vecinos, ella pidió declarar para beneficiar su situación y terminó admitiendo que participó de una trifulca que se armó en la familia y, allí, dijo que Matías no era una víctima sino un ladrón", afirmó el abogado.

Celeste Moyano no fue la única detenida que pidió declarar; también hablaron Jessica Souto, la hija mayor del herrero que está acusado de haber sido el ejecutor de Matías, y Federico Maidana, cuñado de Celeste y sospechado de haber intervenido en la recaptura del adolescente.

Según evaluó Durañona, ninguno de los procesados aportó datos sustanciales, ni siquiera la joven que -se dijo en algún momento- habría desatado a Matías durante el cautiverio (una versión que el abogado descartó de plano).

"Pero los dichos de Celeste Moyano diciendo que la víctima era una ladrón fortalece la línea investigativa y para nosotros es muy importante", añadió el abogado.

Hasta ahora, los investigadores de la causa, encabezados por el fiscal de Campana Orlando Bosca, no han podido determinar dónde levantaron a Matías ni tampoco donde estuvo retenido luego de que el chico intentó escapar y lo atraparon de nuevo.

El abogado de la familia de Matías destacó no obstante el trabajo de los investigadores policiales y judiciales ("intervinieron ferozmente luego de la aparición del cuerpo de Matías", destacó, y confió en que pronto se podrá llegar a esclarecer el hecho).

En la noche del 27 de septiembre Matías Berardi, de 16 años, fue a bailar con sus amigos para festejar un baile de egresados al boliche "Pachá" de la Capital Federal y regresó en una combi alquilada en la mañana del día siguiente; a las 5.45 del martes se bajó en una estación de servicio de ruta 26 y Panamericana-Ramal Pilar para, desde allí, viajar a su casa en Ingeniero Maschwitz.

Pero a las 6.11, María Inés Daverio, madre de Matías, recibió el primer llamado en donde le exigían mil pesos y objetos de valor porque tenían a su hijo secuestrado; fue la primera de las ocho comunicaciones en donde terminaron reclamando 30 mil pesos de rescate.

El chico estuvo secuestrado en un taller de herrería de Richard Souto, ubicado en Sarmiento 407 de Benavídez, pero en un momento logró escapar, saltar la reja de la vivienda y recorrer las calles pidiendo ayuda. Fue así como la esposa del herrero, Ana Cristina Moyano, sus hijas Jennifer Stefanía Souto Moyano y otra menor de edad, su cuñada Celeste Moyano y la pareja de esta última, Néstor Facundo Maidana, salieron a buscarlo y le dijeron a los vecinos que no era un secuestrado, como había clamado el chico, sino un ladrón.

Un rato después, Souto y Néstor Facundo Maidana recapturaron al menor que, al día siguiente, apareció fusilado de dos tiros en un baldío de la localidad de Campana.

El 15 de octubre último el juez federal subrogante de Campana Adrián González Charvay procesó a Souto, su esposa, sus hijas, los Maidana y el joven Elías Vivas por secuestro extorsivo seguido de muerte.

Los únicos que no quedaron procesados -sino con falta de mérito- fueron Santiago García, de 63 años, vecino de la familia Souto en Benavídez y ex socio en la herrería -único que aceptó declarar-, y Miguel Moyano, padre de las hermanas Celeste y Ana.

Todos esos procesamientos ahora están siendo analizados por la Cámara Federal de San Martín, a pedido de los acusados.

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