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Los restos de Kirchner fueron inhumados en Río Gallegos tras emotiva y multitudinaria despedida

Los restos de Kirchner fueron inhumados en Río Gallegos tras emotiva y multitudinaria despedida
Los restos del ex presidente Néstor Kirchner fueron inhumados hoy en una bóveda familiar en Río Gallegos, tras casi 26 horas de funerales que encabezó la jefa de Estado, Cristina Fernández, y por las que pasó una multitud para dar su despedida.
En medio de una multitud y luego de que una caravana acompañada por una multitud hizo extender por más de dos horas el traslado desde el aeropuerto hasta el cementerio municipal, Kirchner quedó en su morada definitiva tras una emotiva ceremonia. La llegada al aeropuerto fue a las 17.45, en el mismo avión que llevó a la Presidenta y a sus allegados, y estuvieron encargados de transportar el cajón los incondicionales kirchneristas Carlos Zannini, Oscar Parrilli y Aníbal Fernández, y su hermana Alicia Kirchner, entre otros.

Cerca de las 20:30 la caravana fúnebre llegó al cementerio santacruceño y luego de una ceremonia íntima en que tomaron parte la presidenta Cristina Fernández y sus familiares más cercano, el ex jefe de Estado fue inhumado
.
En Río Gallegos una multitud que se ubicó a orillas de la autovía que une el aeropuerto con el centro de esa ciudad acompañó la caravana fúnebre, mientras que otra multitud esperaba en las calles que rodean el cementerio.

En tanto, bajo una lluvia pertinaz, el cortejo fúnebre partió a las 13.18 desde la Casa Rosada al Aeroparque Metropolitano, desde donde el cuerpo fue trasladado a la capital que Kirchner administró entre 1987 y 1991, y fue acompañado por miles de personas que lo despidieron con banderas, cánticos y flores. Las honras fúnebres se extendieron entre las 10 del jueves y las 11.57 de hoy, lapso en el cual la Presidenta y sus hijos, Máximo y Florencia, recibieron el saludo y acompañamiento de mandatarios de la región, gobernadores y funcionarios, además de una masiva muestra de afecto popular.

Antes de la partida, la jefa de Estado encabezó en la Casa Rosada una ceremonia íntima para despedir al hombre que marcó los últimos siete años de la vida política del país.

El féretro fue trasladado al Patio de las Palmeras, luego al histórico Salón de los Bustos y a la explanada de Rivadavia, donde fue despedido por la Fanfarria Alto Perú del Regimiento de Granaderos a Caballo, que ejecutó la Marcha Fúnebre de Chopin, la Diana de Gloria y la Marcha de San Lorenzo.

En los primeros tramos del recorrido por la avenida Leandro N. Alem fueron constantes las muestras de fervor popular, acompañadas por banderas argentinas y de un sinfín de agrupaciones políticas y sindicales.

Los particulares arrojaron ramilletes de flores al paso del auto que llevó los restos de Kirchner, y repitieron los cánticos para que renuncie a su cargo el vicepresidente Julio Cobos.

Bajo paraguas de todos los colores, o a la intemperie, gente de todas las edades, familias con sus hijos, jóvenes militantes e integrantes de organizaciones sociales acompañaron el paso del cortejo.

La caravana de autos y militantes comenzó desde la explanada de la Casa de Gobierno, continuó por la avenida Leandro N. Alem, subió por Córdoba hasta 9 de Julio, de allí hasta Libertador y Salguero y luego desembocó en el sector militar del Aeroparque Metropolitano. Fernández, viuda a los 57 años, había arribado a la Casa Rosada antes de las 10 y lució nuevamente conmovida, aunque esta jornada se permitió llorar casi durante toda su presencia en la capilla ardiente.

La esperaban allí todos sus ministros, personal diplomático, la canciller española, Trinidad Jiménez, el ex presidente del gobierno de ese país Felipe González y el secretario general iberoamericano, el uruguayo Enrique Iglesias.

Afuera, una multitud mantuvo la peregrinación hasta la sede del Ejecutivo, tal como había ocurrido durante el jueves, pero, esta vez, no bajo el sol sino ante un cielo gris y lluvioso.

Esas condiciones climáticas adversas habían determinado la extensión del servicio fúnebre, cuya finalización estaba prevista para las 10 y concluyó minutos antes del mediodía.

La Presidenta se abrazó repetidamente con desconocidos, entre ellos un payador que entonó parte de la marcha peronista y un hombre que cantó a capella el Himno Nacional.

Lloró sin consuelo cuando se hicieron presentes un productor agropecuario que agradeció la política oficial para el sector a pesar del fuerte conflicto registrado desde 2008, y mozos que atendieron al ex presidente durante su mandato.

En ese momento se quebró, como nunca antes, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

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