Los únicos comercios abiertos eran los kioskos de diarios y revistas y una panadería que levantó su persiana temprano, exponiéndose a una eventual sanción, ya que están prohibidas las actividades comerciales durante la jornada de hoy, hasta las 20.
Una censista, con delantal de maestra jardinera y visiblemente identificada con su credencial, tocó el timbre a las 8.30 en una coqueta casa, donde sus residentes la invitaron a pasar al living y la convidaron "con un cafecito".
En otra manzana de ese mismo barrio, un grupo de jóvenes censistas muy animados había organizado en un pre-censo con los encargados de edificios de unas 10 torres de unos 20 pisos cada una, que los vecinos bajaran de a uno al palier para responder las preguntas.
En tanto, algunos vecinos de barrios privados del partido bonaerense de San Fernando, en la zona de Acceso Norte y Panamericana, optaron por recibir a los censistas en la administración ubicada al ingreso del complejo edilicio.
En uno de esos barrios, algunos censistas fueron restringidos de su tarea y hasta llegaron a decirles: "Ustedes tendrían que haber ido a la policía a conseguir un certificado de buena conducta antes de venir acá".
Pero Lucas, uno de los censistas de ese barrio, fue atendido después de varias negociaciones en la administración ubicada en el ingreso del complejo edilicio, donde a pesar de que algunos no estaban muy predispuestos, se lo convidó con un café.
En tanto, en el Convento de las Misioneras Diosesanas, ubicado sobre colectora y Carlos Casares, en San Fernando -Beto, un joven de pelo largo- llegó con su moto para censar esa vivienda colectiva y fue recibido por las siete religiosas que se ocupan de tareas sociales y evangilización.
Luego de las entrevistas, el censista manifestó que le gustó mucho hacer el censo en ese lugar y que sintió mucha paz.
En otro orden, en un hotel alojamiento ubicado en Uruguay 4237, de San Fernando, el censista fue recibido por una empleada que le contestó el formulario y le preguntó a la gente que se hospedaba temporariamente, si le quería responder al censista.
Pero pasadas las 10, ninguna de las personas que se hospedaban en las habitaciones le respondió afirmativamente, por lo cual la empleada informó que la gente iba a contestar el formulario en su domicilio.
