La consultora afirmó que este aumento "golpea con mayor fuerza a quienes destinan una mayor proporción de sus ingresos a consumir estos bienes", o sea a los sectores de más bajos recursos.
"Si se clasifica a la población según su nivel de ingresos (en diez deciles o partes) la proporción de recursos destinados a cubrir el gasto en alimentos del estrato más pobre duplica al del más rico (53,9% y 23,8% respectivamente)", puntualizó.
Así, señaló que, según esta clasificación, desde enero de 2007 el segmento más pobre de la población registró una inflación de 129 por ciento, o sea 24,8 puntos porcentuales por encima de la suba de precios que afectó al estrato de mayores ingresos (+104,2 por ciento).
El informe sostuvo que los fuertes aumentos en los alimentos se ven reflejados en la evolución de la Canasta Básica Alimenticia, que mide la línea de la indigencia y en menor medida, en la Canasta Básica Total, que define el umbral de la pobreza.
Según detalló, la CBA se incrementó desde enero de 2007 un 166 por ciento, mientras que la CBT se encareció 147 por ciento.
"El resultado de esta dinámica es que desde 2007 se frenó la mejoría de los indicadores socioeconómicos. Peor aún, en los últimos tres años 1,65 millones de personas cayeron en la pobreza y 630.000 se convirtieron en indigentes", resaltó.
Ecolatina advirtió que "si la suba de precios de los alimentos y demás bienes y servicios de primera necesidad continúa acelerándose, difícilmente se podrá zanjear la deuda social".
"La experiencia muestra que para mejorar los indicadores socioeconómicos se necesita cumplir con dos requisitos simultáneamente: crecer a buen ritmo y con baja inflación", concluyó.