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La intensidad del debate en senado se origina en dramático cambio de escenario político

Las discusiones por una redistribución del poder entre los bloques puede escalar con dramática intensidad como la que alcanzó en Diputados el 3 de diciembre, aunque es tradición en el Senado que los choques frontales ocurran con sordina.
El origen de la particular situación de este año se deriva en el cambio sustancial de escenario político que provocaron los comicios del 28 de junio respecto de la cómoda mayoría que tenia desde 2003.

Las elecciones del 28 de octubre de 2007 llevaron al Gobierno a la fórmula Cristina Fernández de Kirchner-Julio Cobos, y arrojaron un resultado excepcionalmente favorable al oficialismo en la Cámara de Senadores. El bloque del Frente para la Victoria reunió a 43 kirchneristas puros, como entonces se los llamaba, y tenía en la periferia a 5 aliados próximos, todos ellos recién llegados de la UCR, los denominados radicales-K, como el vicepresidente.

La potencialidad del oficialismo quedaba evidenciada en la posibilidad de que con la unión de ambos sectores, los sectores K llegaban a 48 senadores, apenas uno menos de los 49, que constituían los dos tercios de la cámara, con la que podían firmar incluso la necesidad de la reforma de la Constitución nacional.

Los radicales tenían entonces 8 legisladores, o 10 si se le sumaban dos catamarqueños y los restantes bloques se dispersaban en una incontable cadena de bancadas de uno y dos senadores, con serias dificultades para ponerse de acuerdo.

En la distribución de las comisiones, que se votó en el recinto el 2 de marzo de 2008, el Frente para la Victoria retuvo una amplia la mayoría y la presidencia de 19, de las 23 existentes (el 80 por ciento), el radicalismo pudo dirigir cuatro (15) y el grupo federal, una (5 por ciento).

En cambio los comicios del 28 de junio dieron un vuelto sustancial al escenario. Con la votación, que el propio gobierno buscó definir como un plebiscito a favor de la gestión oficial, el Frente para la Victoria retuvo 32 senadores propios y tiene de aliados a 3 provinciales, con los que llega a 35.

El radicalismo, en cambio, pegó un salto a 22, con un conjunto de minibancadas próximas que elevan el número a 28, mientras el Interbloque Federal, una expresión mayoritaria del justicialismo disidente, define a su favor la presencia de 13 y la convergencia de otros 3. Total 35.

Los dos restantes de la Cámara, los representantes del peronismo de La Pampa, formaron su propia bancada, con lo que se diferenciaron del oficialismo, pero expresaron que en cada momento definirán su vota según los proyectos.

Esta semana comienza la guerra de nervios y estrategias para definir

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