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A fines de 2009 el empleo no registrado podría superar el 40 por ciento

De acuerdo al Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), el principal impacto laboral de las crisis no es la caída en el nivel de empleo sino el deterioro de su calidad.
En este sentido, el aumento en el último trimestre de 2008 de la tasa de no registración "es un indicio muy sugerente de las tendencias que se avecinan".

Según el análisis, la informalidad opera como "la principal vía de escape que disponen los más pobres y vulnerables frente a normas laborales discriminatorias".

A su criterio, "el problema no se resuelve a través de más controles sino con un replanteo de las trabas que dificultan, y en muchos casos imposibilitan, trabajar en la legalidad".

Desde el último trimestre de 2004 hasta el tercero de 2008 se observó un proceso continuo de disminución de la tasa de empleo no registrado, de 48,9 hasta 36,3 por ciento.

Si se excluye de la medición a los beneficiarios del Plan Jefes de Hogar, que son considerados como ocupados no registrados, la incidencia del empleo no registrado disminuye desde 45,5 hasta 36,1 por ciento.

El cuarto trimestre de 2008 rompió con esta tendencia, y la tasa de empleo no registrado subió a 37,8 por ciento, ó 37,6 si no se computan los beneficiarios del Plan Jefes.

De todos modos, con cualquiera de las dos mediciones surge que la tasa de empleo no registrado tuvo un incremento en el cuatro trimestre de 2008 de 1,5 puntos porcentuales.

Para IDESA, "aunque el nivel de actividad económica caiga, es plausible que en 2009 el empleo asalariado registrado no caiga o lo haga moderadamente".

"Suponiendo que el crecimiento de la fuerza de trabajo se mantiene en el orden de 2 por ciento anual y la tasa de desempleo en el orden de 8, entonces la incidencia del empleo no registrado llegaría a finales de 2009 a 39 por ciento", concluyó el informe.

Pero en un escenario un poco menos optimista, "donde podría operar alguna destrucción de empleo formal, la tasa de no registración volvería a superar nuevamente 40 por ciento".

Más allá de los porcentajes, las proyecciones reflejan el carácter estructural de la informalidad.

"Las altas cargas sociales, las regulaciones complejas y la litigiosidad laboral encarecen el empleo en blanco imposibilitando que gran parte de la fuerza laboral pueda trabajar en la formalidad", remarcó el análisis.

Entre el 2004 y el 2008 esto fue parcialmente disimulado por la licuación de costos laborales producida por la devaluación, o sea, "las malas regulaciones fueron compensadas por una fuerte caída del salario real".

Pero en 2009, gran parte de los efectos de la devaluación han desaparecido, lo cual implica que "los costos laborales no van ser inferiores a los que prevalecían antes de la devaluación".

Esto hace que sea "altamente probable que este año la informalidad vaya a aumentar".

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