Las palabras de Benedicto XVI fueron recibidas con aplausos y gritos de entusiasmo por unos 40 mil fieles -según cálculos de la Gendarmería vaticana- que llegaron a San Pedro de los cinco continentes para aclamar, una vez más al Papa polaco, al que muchos querrían ver "santo ya".
El proceso de beatificación de Karol Wojtyla -iniciado, por decisión de Benedicto XVI, sin esperar los cinco años canónicos desde su muerte- ya superó las primeras etapas.
La "positio" -informe- ya está lista: se ha terminado la fase diocesana, ha sido identificado un milagro (la curación prodigiosa del Parkinson de una religiosa francesa) debido a su intercesión, y la recopilación de todos los documentos y testimonios.
Sin embargo, no están previstas otras aceleraciones y la causa está destinada a seguir un trámite más tradicional.
En su homilía de hoy Benedicto XVI no mencionó ese proceso de beatificación, pero habló de Juan Pablo II en términos apasionados y conmovedores, que daban la impresión de que le considera ya como un santo.
Así, casi inadvertidamente, esas dotes "sobrenaturales" -propias sólo de grandes figuras de la Iglesia- se colaron en una lista de las numerosas cualidades atribuidas por el Pontífice a su predecesor.
El Papa abordó el tema con naturalidad, si bien esas cualidades (y quizás la referencia era a los poderes de exorcista o taumatúrgicos que Juan Pablo II habría tenido) son aún en gran parte desconocidas.
"Entre las tantas cualidades humanas y sobrenaturales", Juan Pablo II "tenía también la de una excepcional sensibilidad espiritual y humanística", dijo el actual Pontífice.
Toda la homilía estuvo dedicada al recuerdo de su predecesor: una alabanza a su grandeza misionera y a su espiritualidad.
Joseph Ratzinger recordó con palabras conmovedoras la noche del 2 de abril de 2005, cuando la noticia de la muerte de Juan Pablo II fue recibida por una gran multitud que se había congregado a rezar en la plaza de San Pedro y la Basílica se convirtió en "el corazón del mundo".
La muerte de Wojtyla "fue el cierre de una existencia donada a Cristo", dijo el Papa, invocando la intercesión de Juan Pablo II por el mundo y por él, en particular.
"Le pedimos que siga intercediendo desde el cielo por cada uno de nosotros, por mí de manera especial, a quien la Providencia ha llamado a recoger su inestimable herencia espiritual", dijo el Papa. (Télam)