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Los sindicatos paralizan a Francia

Una huelga contra las reformas económicas del presidente Nicolas Sarkozy sumió hoy a Francia en un caos del transporte por segunda vez en un mes, y aunque dos gremios decidieron extender el paro al menos un día más, la CGT inició negociaciones que podrían destrabar el conflicto.
Pese a contar con menor adhesión que la huelga de cinco días realizada a partir del 18 de octubre (60 por ciento contra el 75 por ciento), el nuevo paro causó serios trastornos, puesto que sólo funcionó uno de cada cinco trenes y el 15 por ciento de los servicios de subterráneos que circulan en un día normal.

Por la escasez de transportes, muchos franceses optaron por conseguir a alguien para compartir el auto o utilizar las bicicletas públicas, mientras que otros se dirigieron a sus trabajos en patines o monopatines o se inclinaron por caminar, transformando las calles de París en una marea humana.

También fue menor la cantidad de huelguistas que desafiaron el frío para manifestar. Según la poderosa CGT francesa, 30.000 manifestantes marcharon hoy para repudiar los planes de reforma jubilatoria de Sarkozy, contra 300.000 en la huelga precedente.

El paro de transporte comenzó ayer por la tarde con gran parte de los trenes de corta y larga distancia, los subtes y ómnibus. Hoy se sumó el transporte público parisino y los empleados públicos de electricidad y gas, que aunque provocaron un corte en una central de tecnología, no afectaron el servicio domiciliario.

Los trastornos continuarán mañana, ya que dos de los gremios ferroviarios decidieron extender un segundo día la medida, vista como una pulseada crucial entre los sindicatos y el conservador Sarkozy que podría definir la relación de fuerzas entre las centrales obreras y el presidente, quien asumió hace seis meses.

"Si no hay nuevas propuestas el movimiento continuará", expresó hoy el mediático secretario general de la CGT Bernard Thibault, quien anoche sorprendió con un gesto de flexibilidad antes del inicio de la huelga al reunirse con el ministro de Trabajo, Xavier Bertrand.

En una señal de una posible solución, Thibault aceptó una propuesta del gobierno de negociar "empresa por empresa" con "comisiones tripartitas" compuestas por "el Estado, sindicatos y la dirección de las empresas".

Según algunos analistas, los sindicatos saben que no cuentan con el apoyo de la opinión pública, y por eso aceptaron una forma de negociar que, en la práctica, implica ceder en su oposición a la reforma de los regímenes jubilatorios especiales.

Con el argumento de la equidad social, Sarkozy quiere que los trabajadores estatales franceses que aportan durante 37,5 años para jubilarse lo hagan ahora durante 40 años, como el resto de los empleados públicos y los del sector privado.

Otros dos puntos "innegociables" de las reformas son que las pensiones de los regímenes especiales evolucionen al ritmo de la inflación como en el sistema general, y no al ritmo de los salarios de los empleados, y que haya penalizaciones para los que se jubilen antes de la edad prevista o de completar sus aportes.

De ser prorrogada la medida de fuerza hasta el viernes, incluirá el fin de semana y por eso el gobierno pretende acelerar la negociación.

Los sindicatos anunciaron mejoras en el transporte para mañana, aunque aclararon que continuarán los inconvenientes para los usuarios. Están programados 150 de los 700 trenes de alta velocidad (TGV) cotidianos, frente a los 90 que hubo hoy.

Los empleados de Electricidad de Francia (EDF) comenzaron con sus cortes sorpresas al dejar sin electricidad a una central de tecnología de punta en la ciudad de Rouen, en el noroeste, para demostrar que "pueden intervenir en cualquier punto del país sin poner en peligro la vida de las personas".

Por su parte, los estudiantes continúan apoyando a los empleados de transporte y el resto de los huelguistas. En una jornada las universidades pasaron tomadas por los estudiantes escaló de 17 a 33, sobre un total de 85 en Francia.

Anoche, estudiantes universitarios parisinos intentaron bloquear el acceso a la mítica Sorbona, pero un centenar de policías reprimió a los manifestantes y evitó la toma de uno de los centros de estudios más prestigiosos del mundo.

El gobierno continuó atacando a los estudiantes al sostener que el conflicto "no los incumbe", pero estos afirman que "la jubilación también concierne a los estudiantes". La ministra de Educación, Valéry Pécresse, recibirá mañana a los sindicatos estudiantiles. (Télam)

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