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Norman Briski: “se debe invitar a la gente a poetizar, a pensar, eso deben hacer los actores”

El actor consideró que es una vergüenza que se estén realizando teatro de autores extranjeros de la década del 50 habiendo grandes dramaturgos en el país como Tato Pavlosky y, dijo que en la televisión todo está basado en la burla. Su presencia fue en una charla en el marco de la 33ª Feria del Libro junto al periodista Jorge Halperín.
“Sin ustedes el actor no existe”, dijo el actor y director de teatro, Norman Briski al pequeño pero concurrido público que se acercó a escucharlo a la Feria del Libro que se celebra en La Rural. “Existe una relación dialéctica”, continuó explicando y sostuvo que el público es el verdadero protagonista porque "nos dan la existencia de ser actores”.

También destacó que un actor tiene que “vivir intensamente el accionar del personaje que está interpretando” y contó, a modo de reseña histórica, que antes de la Revolución Rusa esto no existía porque había una cuarta pared, imaginaria, que era la que miraba al publico, pero después de la Revolución ese pared se cae y surge un teatro participativo.

A lo largo de la charla en el stand de la revista Ñ y dirigida por el periodista de Radio Mitre, Jorge Halperín, el protagonista de la película “La fiaca” fue entremezclando su discurso entre el teatro, la política y lo social.

Pero cuando se le consultó sobre el cierto grado de agresividad que posee el público que va ver las obras a la ciudad de Mar del Plata y ese amor – odio por el actor o actriz, Briski dijo que no es entusiasta de la Feliz, porque allí “los actores van hacer negocios, no deberían hacerlo, porque en negocio ya hay una negación del ocio, del disfrutar”, y agregó que “se debe invitar a la gente a poetizar, a pensar, eso deben hacer los actores”, remarcó.

El director del grupo teatral Brazo Largo afirmó: “ojalá nos odiaran – a los actores –, el odio es un sentimiento muy potente, se han cometido tantas injusticias. Yo le tengo un enorme respeto al odio”.

Consideró que es una vergüenza que se estén realizando teatro de autores extranjeros de la década del 50 habiendo grandes dramaturgos en el país como Tato Pavlosky.

El teatro señaló que nunca llega a la gente de escasos recursos, siempre fue aristocrático porque tiene un aura de estrellato, “a los actores nos deben interesar las marginaciones, nos debe llamar la atención”.

Ganador de varios Martín Fierro, relató que una vez luego de realizar una obra en una villa al regresar al camarín notó que le habían robado las zapatillas y, no fue a reclamarlas porque le pareció “tan lógico, que lo consideró una hermosa lección”.

“Hoy los actores viven un una burbuja, se encierran en si mismos, se alienan en su propio trabajo y se estudian todo de memoria, eso es pésimo para un actor”, subrayó molesto.

Ya metido de lleno en el discurso político con efervescencia y entusiasmo dijo: “estoy podrido de las utopías, queremos que se hagan realidad, es posible construir un país más lindo, el de la voluntad de la gente pero nunca nos decidimos”.

“Creemos que la belleza es Sófocles, nos hacen claudicar a la basura como valor trascendental de la cultura, nos llevan al vació al mármol”.

Reconoce ser un “campeonato” de contradicciones, pero que eso es lo que hace a una persona y no las ambigüedades. A modo de consejo recomendó: “querés ser un buena amigo, no ejerzas el poder”.

Su visión de la televisión
Norman Briski ya se considera un inmortal de las tantas veces que lo mataron en la pantalla chica con una mención, en especial, por su participación reciente el la serie “Mujeres asesinas” (Canal 13).

Pero más allá del aura de inmortalidad que se impuso, dijo que la televisión da los mensajes que quiere dar y que todo está basado en la burla. “Parece que están diciendo vamos a burlarnos, que es lo último que nos queda”.

“La tele conmigo renunció a ordenarme, porque cuando me dan un libreto lo leo y me mando, le imprimo mi manera de pensar, mi cuerpo y eso es vital. La tele la considero 20 clases de teatro por la cual me pagan”.

Aquel teatro de los sesenta al actual
¿Qué diferencias encuentras entre el teatro de los 60, de los 70 al de hoy?. “En los setenta éramos militantes del peronismo de base, la gente buscaba un cambio profundo, no es que hoy no se busque un cambio pero la principal diferencia con aquella época es que actualmente hay menos militancia, pero la formación de los actores es mucho mejor. Hay otras formas de lucha que parten del trabajador, de la gente antes era desde el actor”.

Luis Viviant
luisv@elcomercioonline.com.ar

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