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El celular como herramienta educativa

El celular como herramienta educativa
Columna de opinión por Mariano Visoso
Y el futuro llegó. Hace años que la humanidad se encuentra hiperconectada a través de distintos dispositivos que nos hacen la vida un poco más fácil. Nadie puede vivir sin ese celular que nos da cientos de notificaciones diarias y que nos hace parte del mundo digital. Estos teléfonos portátiles e inteligentes han traspasado a todos por igual sin importar la edad, sexo, condición social y ubicación geográfica. No importa donde estemos, el uso del celular es vital para que podamos desenvolvernos en nuestro quehacer diario; existen un sinfín de aplicaciones que nos informan sobre el clima, estado del tránsito, nos organizan las cuentas bancarias, nos consiguen hoteles y pasajes más baratos y hasta nos envían la comida a casa. SÍ, dependemos de ellos y nada puede detener este progreso, ni siquiera una resolución del Ministerio de Educación de hace 10 años. Corría el año 2006 y en las escuelas se podía observar que cada vez había más alumnos con celulares, los chicos mandaban mensajes de texto y escuchaban música tanto en hora de clases como en el recreo. Los docentes solicitábamos una y otra vez que los guarden para poder continuar la clase pero, a decir verdad, mucho caso no nos hacían. Ante este panorama tan crítico la Dirección General de Cultura y Educación de la Pcia de Bs. As. publica la Resolución Nº 1728/06 que establecía la tan solicitada “Prohibición del uso de teléfonos celulares en las escuelas”.

El artículo 1º era más que claro: “Prohibir en todo el Sistema Educativo de la Provincia de Buenos Aires la utilización de teléfonos celulares al personal docente y a los alumnos que sean portadores y/o usuarios de los mismos, dentro del ámbito escolar y en horario de clase”. Por ese entonces el uso del celular era considerado un problema educativo. Si se analiza el texto de esta resolución, la DGCyE sostenía que: “Que el uso del celular en el aula descentra y desconcentra el proceso de enseñanza-aprendizaje, debiendo el acto educativo preservarse de ésta y de otras desvirtuaciones análogas (…) Que el fomento de conductas y usos individuales en el contexto de un acto conjunto y socializado como es el de aprender, inviste el carácter de una actitud contraeducativa.” Esta tan necesaria resolución venía a terminar con este problema. De ahora en más los alumnos bonaerenses iban a acatar una orden escrita de La Plata y todos seguiríamos enseñando y aprendiendo, pero algo falló y los chicos nunca entendieron la orden y los celulares siguieron sonando en clase.

Corrían los años y cada vez eran más los alumnos que tenían celulares cada vez más grandes e inteligentes. Los docentes éramos testigos de una revolución tecnológica que llegaba a las aulas sin pedirnos permiso. Muchas veces (y tengo que confesarlo) les pedía a mis alumnos que me ayuden con la configuración de mi nuevo teléfono y les solicitaba sin ningún tipo de vergüenza que me bajen alguna aplicación de mi interés. Fue entonces que muchos descubrimos que el celular podía ser una herramienta más que un problema, una herramienta maravillosa que nos iba a ayudar en nuestra labor educativa con paradigmas del siglo XXI. Pero la resolución 1728/06 todavía estaba vigente y es por esto que el Ministerio de Educación provincial decidió la derogación de dicha resolución. El Ministro Alejandro Finocchiaro explicó a Télam que la medida “significa que los directivos de las escuelas pueden incluirlos para su uso pedagógico y no están obligados a hacerlo si no lo consideran conveniente” (…) “Hoy tenemos una escuela del siglo XIX con docentes del siglo XX y alumnos del siglo XXI, donde hay un docente activo que emite conocimiento y un alumno pasivo que lo recibe. Tenemos que llevar todo al siglo XXI”. También precisó que el plan contempla la capacitación docente en forma continua, la elaboración de una plataforma digital que se transforme en una comunidad educativa virtual y para fines de 2017 la conectividad de todas las aulas de las escuelas bonaerenses. Queda en claro que la derogación no es solo una medida aislada para posibilitar el uso sin control de los celulares en la clase sino que estos deben ser utilizados dentro de una actividad pedagógica y que este cambio que va a estar acompañado de una previa capacitación docente y la tan necesaria conectividad de las escuelas a internet. Obviamente que los docentes queremos usar tecnología en nuestras clases ya que vamos a poder comunicarnos de otra manera con nuestros alumnos y lograr de esta manera una participación más efectiva en la construcción y en la sociabilización del conocimiento. Ahora sí. Bienvenidos al Siglo XXI.

*el autor es Profesor de Historia y Lic. En Gestión Educativa. Referente de Docentes Siglo XXI.

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