Francisco recordó sus excelentes relaciones con responsables judíos en tiempos de su arzobispado en Buenos Aires y “las provechosas iniciativas de encuentro y diálogo”.
“Con ellos viví también momentos significativos de intercambio en el plano espiritual”, resaltó.
“En los primeros meses de pontificado tuve la ocasión de recibir a diversas organizaciones y representantes del judaísmo mundial. Estas peticiones de encuentro son numerosas, como ya sucedía con mis predecesores”, explicó, según reproduce la agencia EFE.
Francisco, recibido en el Centro “Heichal Shlomo”, Sede del Gran Rabinato de Israel, destacó que “este camino de amistad representa uno de los frutos del Concilio Vaticano II, en particular de la Declaración Nostra aetate, que tanta importancia ha tenido y cuyo 50º aniversario recordaremos el próximo año”.
Ese es “un don de Dios, que, sin embargo, no hubiera podido manifestarse sin el esfuerzo de muchísimas personas entusiastas y generosas, tanto judíos como cristianos”, afirmó.