“Me dolió la escena. Fuenteovejuna, me dije. Sentía las patadas en el alma. No era un marciano, era un muchacho de nuestro pueblo; es verdad un delincuente. Y me acordé de Jesús ¿Qué diría si estuviera de árbitro allí? El que esté sin pecado que dé la primera patada”, expresó el Papa.
Y añadió: “Me dolía todo, me dolía el cuerpo del pibe, me dolía el corazón de los que pateaban. Pensé que a ese chico lo hicimos nosotros, creció entre nosotros, se educó entre nosotros”. “¿Qué cosa falló? Lo peor que nos puede pasar es olvidarnos de la escena. Y que el Señor nos dé la gracia de poder llorar... llorar por el muchacho delincuente, llorar también por nosotros”, concluyó el Sumo Pontífice.
Por su parte, Carlos Luna, en diálogo con la radio de FM Vorterix, recordó: “Yo le envié toda la información (al Papa) de lo que había sucedido en Argentina un día sábado y el domingo me contestó”.