Pero poco importa el resultado, puesto que es la primera visita del suizo a la Argentina la que quedará marcada a fuego en la memoria de quienes pudieron ver la perfección de su tenis en vivo y en directo.
Desde el inicio del juego fue el suizo el que se llevó todas las miradas y deslumbró al público con la variedad y la velocidad de sus golpes. Drives paralelos y golpes de revés con una admirable soltura deleitaron a los fanáticos que celebraron cada intervención del actual número dos del ranking mundial.
Un quiebre en el sexto juego le permitió a Federer sacar ventaja de 4-2, que sería definitiva en el desarrollo del primer parcial, que quedó a favor del suizo por 6-3.
Muy distinto fue el segundo set, ya que Del Potro logró desbordar a Federer con su potencia, quebró el saque del suizo en el cuarto y el sexto game y pese a que perdió una vez su servicio, cerró el parcial por 6-3.
El tercero y último también fue para Del Potro, que selló el triunfo por 6-4, aunque el resultado es lo que menos le importó al público, que deliró ante cada muestra de talento del suizo.
Federer y Del Potro brindaron una fiesta completa, con un tenis de altísimo vuelo y la dosis justa de comicidad para interactuar con el público.
En la memoria de los hinchas quedarán grabados los destellos del suizo, dueño de una estética y soltura propia de quien es para muchos el mejor de todos los tiempos, y la potencia del tandilense. Fue ese duelo de estilos el que hizo aún más atractivo el espectáculo, que tuvo como previa el triunfo de José Luis Clero frente a Guillermo Vilas.
Pese a que fue sólo una exhibición, la estadística dirá que Del Potro consiguió el tercer triunfo consecutivo sobre Federer, ya que le había ganado en la final del ATP de Basilea y en el Torneo de Maestros de Londres.
Una muestra del fanatismo y el agradecimiento del público hacia Federer fue que apenas el suizo dejó en la red el revés que significó el triunfo Del Potro, el estadio estalló al grito de "Roger, Roger".
Y él, como siempre, agradeció, levantó sus brazos, sonrió... Federer dio una cátedra dentro y fuera de la cancha. Fue todo lo que se esperaba de uno de los mejores deportistas de todos los tiempos.