Cuando los hermanos llegaron a los palcos que tenían asignados, descubrieron que ya estaban ocupados por unos hinchas, quienes de mala manera les negaron ceder la ubicación.
Por intercesión de Daniel Angelici, presidente del club, se les ofreció a ambos nuevos lugares, pero ni a Charlotte ni a Alexander les gustaron las ubicaciones.
Con la rubia vestida con una minifalda y tacos y su hermano sólo con una gorrita, los Caniggia debieron recorrer todo el interior de la cancha bajo una copiosa lluvia y en medio del barro.
Enojados por la descoordinación, no dudaron en insultar al club en el que brilló su padre. "Me voy de esta cancha de mierda. Me voy a la de River que me tratarán mejor", habría gritado el joven, según los portales de Internet.
Un nuevo y desagradable episodio para dos figuras mediáticas de corta vida en la escena local que seguramente pronto volverán a su plácida y anónima existencia en Marbella. (Reporter)