"Los fabricantes, importadores y comerciantes mayoristas y minoristas están obligados a recibir los envases de bebidas postconsumo y deberán garantizar, desde el consumidor a la fuente de origen, el sistema de retornabilidad y reutilización de los mismos", sostiene el proyecto.
Además, establece que quienes no los reutilicen "deberán contar con programas de recuperación, reciclaje y disposición final, y serán considerados como dueños de los residuos que en su actividad generen y responsables de todo daño que los mismos produzcan".
El proyecto considera a los envases plásticos que no se reutilicen tras el consumo como "residuos peligrosos".
Expósito explicó que "los envases y embalajes constituyen entre el 40 y el 70 por ciento de los residuos que generamos en las ciudades".
"Se trata de artículos que mayormente tienen un solo uso y en el precio del producto llegan a insumir hasta el 30 por ciento del total que pagamos", dijo el legislador, y agregó que "el tiempo que demora en degradarse una aparentemente simple botella de plástico es de 100 a 1000 años".
El proyecto de ley da plazo de cuatro años a las empresas de envases o embalajes para alcanzar los parámetros máximos de reducción, reutilización y/o reciclado de residuos de envases postconsumo, "mientras que en los primeros dos años deberá alcanzarse una reducción total del 50 por ciento de los parámetros que se establezcan".