El encuentro contó con la participación además del jefe comunal; de su esposa, la doctora María Fernanda Nuevo; del párroco de la Catedral local, Pedro Oeyen; y por primera vez del obispo coadjutor de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, que reemplazará a Jorge Casaretto (ausente por una ligera gripe), como titular de la diócesis el año próximo.
La cena contó también con la presencia de concejales, secretarios del Departamento Ejecutivo, representantes de entidades intermedias e invitados especiales.
También estuvieron presentes el presidente de San Isidro Tradicional, Oscar Rebagliati, como así otras autoridades de esta entidad como Alfredo Laguzzi, Andrés Parodi, , Elena García de Polledo, Willy Bryant, Carlos Balate, Gabriela Giurlani, Luis María Belgrano y Ernesto Leive, entre otros.
Por su parte, en su mensaje, el obispo Ojea dijo que está en el proceso de conocimiento de la diócesis y en ese contexto sostuvo que le llamó la atención el sentido de pertenencia que tienen los sanisidrenses.
“Es muy distinto lo que ocurre aquí que en la ciudad de Buenos Aires, donde yo estuve mucho tiempo. La hospitalidad que poseen los sanisidrenses y el sentido que le dan a la familia es una bendición de Dios. No es casualidad que el patrono de esta comuna sea San Isidro Labrador, un gran hombre de familia, generoso y solidario como muchos de los vecinos de aquí”, destacó el obispo coadjutor.
Durante el encuentro y como es ya una tradición, la entidad organizadora de la cena entregó distinciones a vecinos que se destacan por sus actividades.
En esta ocasión fueron distinguidos el ex rugbier Agustín Pichot, ex jugador del CASI y de Los Pumas, por su gran trayectoria deportiva (el diploma lo recibió su hermano Enrique), el doctor Eduardo Ceccotti por su amplia actividad como odontólogo y su compromiso, desde su actividad, por la comunidad y la artista plástica Alicia Tiberio, en reconocimiento a su esmerada dedicación al arte.
El encuentro finalizó con la actuación del grupo “Los Llaneros”, conjunto que logró primera vez en muchos años en esta cena que los vecinos abandonaran las mesas para bailar, creando así un distendido y alegre clima en las primeras horas del 15 de Mayo, Día de San Isidro Labrador.