Solo faltaba confirmarlo a voz de cuello ya que se venía venir el anuncio.
"Hacía dos meses que lo venía analizando", dijo y recordó, al tiempo que agradeció, que el presidente Daniel Passarella le ofreció renovar el vínculo antes del superclásico pero no quiso.
Passarella es un hombre clave en la vida futbolística de Gallardo. Fue el ahora presidente entonces entrenador que lo hizo debutar en Primera en un 2-0 sobre Newell's el 18 de abril de 1993, cuando era apenas un adolescente. Hoy lo ve partir.
Así que no hubo sorpresas cuando dijo que "el día domingo (en realidad juega el sábado) voy a jugar mi último partido en River" Agradeció a Cappa por ser "muy claro" cuando le ofreció seguir pero sin garantizarle la titularidad y por haberse comprometido a hacerlo jugar "algunos minutos" contra Tigre.
"Es en una cancha donde mejor me siento y por eso le agradezco a Angel ese gesto", resaltó.
Confió que fue un año complicado y que ello "influyó en algunas lesiones". El Muñeco vio cómo otros veteranos, por caso Matías Almeyda y Ariel Ortega, pese a los problemas de éste, saltaron a la titularidad. No fue su caso.
Pero no hubo reproches sino agradecimientos por la frontalidad de Cappa.
"No quise obligarlo a ponerme por mi trayectoria", devolvió gentilezas Gallardo.
El final fue a pura emoción pero, aclaró, no quebrado. "Es buenos saber cuando las cosas tienen un final. Por más nostalgia que me cause, por más dolor que tenga, estoy más seguro que nunca (de la decisión) y eso me hace bien".
Con alguna contradicción mediante, aseguró que "no está dolido, sino emocionado".
"He vivido la mayor parte del tiempo en este lugar. Cómo no voy a estar emocionado si llegué al club a los 12 años. La emoción es porque en pocos días voy a ponerme por última vez la camiseta de River".
Y siguió con lo que empezará a ser nostalgia: "soy un agradecido porque he vivido muchos momentos y me voy con lo mejor de los recuerdos. Hubo buenos y malos, pero mucho más recuerdo las alegrías que ya no me la quita nadie".
