Ninguno de los cuatro imputados llegó al debate detenido en un penal con prisión preventiva, ya que el juez de Garantías de San Isidro Rafael Sal Lari les había dictado distintos beneficios.
Rubén Alberto De la Torre (55) y Julián Zalloecheverría (51), tenían tobillera magnética; Fernando Araujo (41), una prisión domiciliaria; y Sebastián García Bolster (40), estaba excarcelado.
Al adelantar su veredicto condenatorio, los jueces María Elena Márquez, Alberto Ortolani y Gonzalo Aquino revocaron estos beneficios y ordenaron la inmediata detención de los cuatro.
Estas detenciones habían sido reclamadas ayer durante sus alegatos por los fiscales Marcelo Vaiani y Gastón Garbus, y fueron el motivo de la maratónica jornada que se extendió entre las 9:30 de ayer y las 5:40 de hoy, es decir, durante más de 20 horas.
Es que ante el elevado pedido de penas de entre 15 y 20 años de cárcel formulado ayer por la Fiscalía, Vaiani dio a entender en su alegato que había riesgo de fuga de los imputados y que el tribunal debía adelantar su veredicto y ordenar sus detenciones en caso de hallarlos culpables.
Los jueces podrían haber ordenado que los acusados, quienes tenían prisiones preventivas morigeradas pasaran la noche detenidos y de esa manera desdoblar la jornada de alegatos en dos, pero no pudieron disponer esa medida contra García Bolster porque llegó al juicio sin prisión preventiva, temían una fuga y no podían detenerlo antes del veredicto.
Los cuatro acusados fueron trasladados a las 6 desde los tribunales de la calle Ituzaingó 340 hasta la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro, en Tomkinson y Juan Segundo Fernández, donde permanecerán alojados en calabozos individuales hasta que el 21 de este mes, a las 11, se lea la sentencia y la cantidad de años a la que cada uno fue condenado.
"Me sorprendió que con la poca prueba que tenían den un veredicto condenatorio", dijo a la salida de tribunales el abogado Ernesto Vissio, defensor del "Beto" De la Torre y Zalloecheverría.
En cambio, el fiscal Vaiani aseguró hoy a Télam estar "conforme con la condena y con la decisión de encarcelar a los imputados" y que espera que en la sentencia "las penas se ajusten a las pedidas por la Fiscalía".
La clave será determinar si los jueces consideran que el asalto al Banco Río lo cometieron con armas de verdad -como sostienen los fiscales y varios testigos que fueron rehenes-, o con las de juguete que los ladrones dejaron abandonadas en el banco.
La diferencia es vital porque en el caso del "robo calificado por el uso de arma apta para el disparo" la pena máxima es 20 años, y en el "robo calificado por el uso de arma cuya aptitud para el disparo no fue acreditada", el máximo de la condena se reduce a la mitad, es decir, a 10 años.
Esta madrugada, los defensores de los cuatro imputados habían solicitado sus absoluciones, basándose en que la prueba no era contundente y en planteos de nulidades.
Los abogados Vissio y Leonardo Einingis defendieron a De la Torre y Zalloecheverría, Adolfo Tamini e Ignacio Acosta a Araujo; y Sergio Arenas a García Bolster.
Horas antes, los abogados Diego Gotthiel y Gustavo Suriz, quienes representaron al Banco Santander Río como particular damnificado en la causa, reclamaron penas de hasta 13 años para los imputados.
Además, pidieron que el dinero y joyas recuperados en allanamientos (un millón y medio de dólares y ocho kilos de alhajas) se los devuelvan al banco, porque los damnificados de las cajas de seguridad ya llegaron a un arreglo económico con éste por sus pérdidas.
Antes de la resolución de los jueces Márquez, Ortolani y Aquino, los cuatro juzgados hicieron uso de las "últimas palabras" del debate para declararse inocentes y manifestar que confiaban en la justicia.
Mario Vitette Sellanes, otro de los presuntos autores del asalto que no fue juzgado en este debate, se comunicó desde el penal de Marcos Paz con Télam para pedir que la Justicia acelere su juicio por el caso, criticó los "desmedidos" pedidos de penas de los fiscales y anunció que está por lanzar una segunda canción sobre "El Robo del Siglo".
El asalto al Banco Río de Acassuso ocurrió el 13 de enero de 2006 cuando una banda de cinco delincuentes copó la entidad y tomó a 23 personas como rehenes.
Los ladrones saquearon 143 cajas de seguridad y huyeron con un botín de 19 millones de dólares en dinero y joyas por un túnel que los comunicaba con los desagües pluviales subterráneos, por donde navegaron en gomones y llegaron a una alcantarilla donde los esperaba una camioneta, dejando a 200 policías en ridículo.
