Bajo el amparo de los ángeles de Carlos Gardel y Alfredo Lepera el referente del flamenco moderno interpretó con profundo sentimiento “El día que me quieras” y “Soledad” acompañado por el guitarrista Juanjo Domínguez.
Luego presentó a “mi hermano, el que me ofreció su corazón” e ingresó Andrés Calamaro quien junto a Domínguez realizaron “Los Hermanos” de Atahualpa Yupanqui que expresa en sus versos esa amistad: “Y así seguimos andando curtidos de soledad, nos perdemos por el mundo, nos volvemos a encontrar”.
Tampoco faltaron los versos en la voz de El Cigala de Enrique Cadicamo y Juan Carlos Cobian con “Nostalgia”, para también entonar “Alfonsina y el Mar” y “En esta tarde gris” de Mariano Mores y Pascual Contursi.
El concierto, que se realizó en el marco del cierre de la primera edición del Festival de Otoño, fue grabado para su publicación en CD y DVD y formará parte del nuevo trabajo de español que bautizó “Tango”.
“Les presento a un maestro” y dio paso junto al bandoneonista Néstor Marconi para hacer “Tomo y obligo”, “Sus ojos se cerraron”, después se sumó Domínguez en “Niebla del Riachuelo” versión que fue ovacionada de pie por los espectadores. En el cierre Calamaro volvió al escenario para acompañar a su amigo en “Inolvidable” de Armando Manzanero y el bolero “Obsesión”.
Tras una nueva aclamación y aprobación del público porteño El Cigala se despidió, a pedido de la gente, con “Bien Paga” y “Dos Gardenias” de su último disco “Dos Lágrimas”.
El Cigala en su interpretación del tango no busco mezclar, sino rescatar la escancia de ambos estilos para brindarle un nuevo sonido, en un terreno donde hay espacios comunes y afines, en donde el flamenco y el tango tienen la misma necesidad de amor, odio y traición y el español logró fundir estos sonidos del alma mestizos y nocturnos.
Luis Viviant
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