Los kilos sumados y algunos años más encima no opacaron el brillo natural y el carisma innato de Rose, que recorrió el escenario de punta a punta como lo hacía en las viejas épocas, que tocó el piano en la bella "November Rain", que volvió a contagiar esa pasión al público argentino.
Entre clásicos inoxidables como "Don't cry", "Sweet child o' mind", "You could be mine" y el festejado "Patience" -que comenzó con un guiño al tango "Por una cabeza"-, algunos títulos de su último trabajo "Chinese democracy" (2008) y una breve versión de "The Wall", Axl se impuso desde su singular voz y secundado por una banda impecable y aceitada.
Fuera del plano musical, el líder y único miembro original del grupo tuvo que hacer tres interrupciones en su show, ya que al escenario fueron arrojados diferentes objetos peligrosos, desde botellas hasta pedazos de piso del estadio.
"Parece que no me escucharon sobre la destrucción de las cosas.¿Quieren divertirse? No queremos problemas con nadie, sólo queremos pasar un buen rato", insistió Axl con ayuda de un intérprete en la última interrupción, una situación que el artista ya había vivido en 1992 en el estadio de River Plate.
Ante una puesta en escena impresionante (no faltaron las llamaradas, el gran despliegue lumínico ni los fuegos artificiales), los Guns supieron hacerle frente a las ausencias de sus otros fundadores, Slash y Duff M, y entregaron un recital poderoso en el que el heavy metal y el rock fueron protagonistas, sin dejar de lado los sonidos electrónicos emergentes que abordan en su nuevo disco.
Con un retraso de dos horas -paradójicamente menos de lo previsto- y en dos horas y media de un recital precedido por el más que digno telonero, el ex Skid Row Sebastián Bach, Axl se movió como en sus años mozos y aunque su voz ya no es la que todos recuerdan, alcanzó a tocar aquellos agudos que fueron el alma de las canciones de esta mítica agrupación.
Mientras fuera del estadio los incidentes continuaban y se producían algunas detenciones, en la cancha del barrio de Liniers el rock enardecía a un público heterogéneo hasta pasada la una de hoy.
Fanáticos con las clásicas vinchas de Rose y remeras estampadas de la banda celebraron la vuelta largamente esperada de Guns N' Roses, uno de los máximos exponentes del hard rock en el mundo. (Télam)