Envuelto en una bandera argentina, Marcos entró por el corralito con su cuatriciclo Yamaha a ritmo lento, y parado triunfalmente.
Desde los costados surgió el "dale campeón", un argentinismo dedicado a pocos. Ya se veía venir cuál iba a ser el reconocimiento al primer argentino en ganar un Dakar, porque minutos antes su hermano mayor, Alejandro, segundo en la competencia, también había levantado gritos de aliento por su tarea.
Carlos Sainz, vencedor en su primer rally, pero conocido del público tuerca de la Argentina por sus varias participaciones en el Campeonato Mundial de rally y sus tres victorias en Córdoba, también arrancó a su paso aplausos y algún grito de "Matador", tal cual se lo llama al madrileño en las lides automovilísticas.
Luego vino la ceremonia de premiación, acotada al periodismo, a la organización y a un público acotado.
Los festejos fueron medidos en su mayoría, aunque el ganador entre los camiones, el ruso Vladimir Chagin, festejó tirándose desde el techo del camión, pegándose una revolcada al caer desde más de tres metros.
En cambio, se esperaba alguna pirueta del inefable Robby Gordon con su Hummer, como lo hizo en la rampa de largada, pero seguramente esperaba más que el octavo puesto final, lejos del tercero que logró el año pasado.
En La Rural estaban todos: Etienne Lavigne, fotografiándose con los ganadores y diplomáticamente vaticinando que tanto África como Argentina y Chile tienen las mismas posibilidades para el año que viene, aunque es un secreto a voces que el titular de la organización quiere volver al norte africano.
Allí también estuvo el secretario de Turismo, Enrique Meyer, destacando desde el minuto cero tras el Dakar 2010 que Argentina no tiene problemas de diferencias étnicas o religiosas, y que, palabras más palabras menos, en eso le saca ventaja a África.
El Dakar llegó a su fin y dejó ganadores y también heridas de las más profundas, como la muerte de una joven mujer de 28 años en Córdoba al despistarse el auto del alemán Mirco Schultis.
También el grave accidente en Chile del motociclista italiano Luca Manca, que se repone lentamente en un hospital de Santiago
