La iniciativa la tuvo esa entidad, que ayer firmó un convenio con el Gobierno porteño para hacer las obras -hidrolavado, mantenimiento preventivo y pintura anti óxido y anti vandálica- y financiar sus costos, por lo que la Ciudad no tendrá erogaciones.
El director de Espacios Verdes, Julio Waissman, explicó a Télam que "el estar expuesto a todo sol y clima, como a una casa en altura, se provoca un deterioro natural. Aunque el ciudadano porteño lo valora y lo cuida, el obelisco merece una puesta en valor".
El obelisco, que el pasado 23 de mayo cumplió 72 años, fue erigido el 23 de mayo de 1936 en la Plaza de la República para conmemorar los 400 años de la primera fundación de Buenos Aires.
Se supone que ese lugar, donde ahora confluyen tres de las principales avenidas de la ciudad -9 de Julio, Corrientes y Diagonal Norte- fue el elegido por el adelantado Pedro de Mendoza para apoyar su espada en 1536, al desembarcar.
De lo que sí puede estarse seguro, es que donde está el obelisco se erigía antes la iglesia de San Nicolás de Bari, luego demolida, en cuya torre flameó por primera vez en Buenos Aires la bandera azul y blanca creada por Manuel Belgrano.
Tal como sucedió en París en 1889 con la Torre Eiffel, el anuncio de su construcción promovió un movimiento de repudio, especialmente entre los conservadores, pero las protestas sólo sirvieron para acelerar la obra.
Siguiendo al pie de la letra el diseño del arquitecto Alberto Prebich y trabajando a dos turnos diarios, 150 obreros de la compañía inglesa Siemens, Bawnion, Geope, Green & Bilfinger, lo levantaron en apenas 60 días.
Mide 67 metros de altura y 7 metros de base; pesa 170 toneladas; posee un pararrayos en su cúspide y por debajo corren dos líneas de subte superpuestas: la D y la C. (Télam).-