Esto es para resguardar el financiamiento "ante el cambio climático, la crisis alimentaria o los problemas propios de cada país que puedan poner en riesgo la atención hacia la epidemia", destacó el titular de ONUSIDA al proponer la creación de "un fondo de pensiones para eventos futuros".
Por su parte, la argentina Patricia Pérez, titular de la Asociación Mujeres Viviendo con VIH-Sida, dijo a Télam que en la Conferencia "no se expuso nada nuevo en cuanto a los avances científicos, la enfermedad sigue siendo mortal y no es por tomar una pastilla que uno encuentra la cura".
Pérez, quien fue candidata a Premio Nobel de la Paz, expuso hoy su campaña "Más Paz menos Sida" ante unas mil mujeres de todo el mundo, la cual consiste en promover la paz en los hogares y entre los pueblos como un instrumento para combatir el Sida.
"Esta es la conferencia en la que hubo más presencia femenina, una niña hondureña infectada abrió el plenario y luego Elena Reinaga -también argentina-, la primera trabajadora sexual que expone en estas conferencias condujo otro plenario", recalcó.
La dirigente presentó luego el libro "Código de Vida", que la periodista de la agencia de Télam Marta Gordillo escribió para esa organización con testimonios de mujeres latinoamericanas que viven con VIH-Sida.
La falta de acceso de los enfermos a los medicamentos es el tema que recorrió la mayoría de los discursos durante el penúltimo día de la XVII Conferencia Internacional de Sida que se desarrolla en la ciudad de México
Anton Pozniak, de la European AIDS Clinical Society, dijo que en el mundo hay al menos 10 millones de personas con VIH-Sida que necesitan tratamiento antirretroviral (ART) para mejorar su calidad de vida.
Nora Volkow, directora del Instituto sobre Abuso de Drogas de Estados Unidos, aseguró que "la guerra contra el Sida aún esta lejos de ganarse porque sólo una de cada tres personas que se contagia la enfermedad recibe tratamiento y porque faltan recursos para investigación".
"Han fracasado los microbicidas y los intentos por hallar una vacuna contra el mal", dijo Volkow y remarcó que "sin considerar el aspecto social y las drogas difícilmente se avanzará en el combate al aumento en el número de infecciones de VIH".
Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) detalló otro aspecto que hace a la problemática del Sida: la discriminación que sufren los enfermos para ingresar al mercado laboral.
Thomas Wissin, funcionario de Programas de Cooperación Técnica de la OIT, explicó que 9 de cada 10 personas con Sida están en edad productiva y son rechazadas por las empresas, que no las contratan, o son despedidas, aún cuando en diferentes naciones existen leyes que lo prohíben.
El funcionario cuestionó el "doble discurso" de algunas compañías transnacionales que en sus sedes aceptan personas que viven con VIH/Sida, pero en sus plantas en países periféricos exigen pruebas médicas para determinar la contratación de su personal.
En tanto, unas 600 organizaciones civiles de más de un centenar de países presentaron una proclama en la que exigen a los países respetar los derechos humanos de los enfermos y los portadores, como condición indispensable para tener éxito en las estrategias contra la pandemia.
"El acceso universal nunca será logrado sin los derechos humanos", señala el texto, e indica que "los derechos y las necesidades de los niños, niñas y jóvenes son ignorados en la respuesta al VIH, aún cuando ellos son los más afectados en muchos lugares".
El pesimismo dominó el ambiente de la Conferencia cuando se puso de manifiesto el fracaso de los recientes intentos por conseguir una vacuna contra el mal, la que ahora estiman lograr en el 2031, cuando se cumplan 50 años de la aparición masiva del HIV en el mundo. (Télam)
