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Analizan el vínculo de los jóvenes con las nuevas tecnologías

Analizan el vínculo de los jóvenes con las nuevas tecnologías
Mientras los nietos enseñan a sus abuelos computación, a los padres les preocupa cómo absorbe la informática a sus hijos y algunas provincias prohíben usar teléfono celular en la escuela, expertos en este fenómeno social afirman que el dilema familiar es cómo administrar el espacio y tiempo que la tecnología ocupa en la vida de los jóvenes.
Para el especialista en Tecnologías de la Comunicación Luis Alberto Quevedo, "entender las tecnologías no es meterse a pensar en la fascinación que puede producir un aparato MP4 en los chicos o reducir el problema a un simple cómo hacer para controlar su uso".

Este sociólogo, master en Comunicación de la Universidad de París, estimó que hoy "el dilema familiar es cómo administrar el tiempo y los territorios que ocupa la tecnología en la vida de los jóvenes, teniendo en cuenta que existe una tendencia al consumo personalizado de los aparatos".

Quevedo sostuvo que inclusive "hay una lucha por la personalización de los aparatos que parecían más comunitarios, como fue la TV cuando en los hogares había un solo televisor y una sola programación para la familia".

El docente y especialista en comunicación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y de la Universidad de Buenos Aires (UBA) propuso partir de la TV para entender el vínculo que establecemos con los "aparatos", al que calificó de "complejo y extraño".

Los llamados "aparatos" son mucho más que eso, señaló, y consideró que "son medios que provocan efectos sociales, culturales e ideológicos y que nos 'videoformatean' a chicos y a grandes".

"Sólo que a los docentes nos preocupa cuando debemos dar clase a un grupo de chicos cableados, con aparatos pegados al cuerpo y con una capacidad de 'múltipleatención'", describió.

También se refirió a "una encuesta nacional que reveló que hay 2,5 televisores por hogar y más de 40 millones de teléfonos móviles frente a los ocho millones de líneas fijas, en todo el país".

Para Quevedo, "empezando por la estructura familiar de los años 60, que ya no existe, actualmente cada integrante del grupo no sólo quiere tener su aparato propio sino que quiere consumir su propia programación y eso no es tener un sólo canal, es tener todos los canales disponibles y hacer su propia navegación".

Además, dijo que "sentimos que dominamos la TV porque sabemos cuando la encendemos y cuando la apagamos", pero sugirió no perder de vista que, desde sus inicios, la TV fue "un dispositivo narrativo con un fuerte componente emocional y un lugar de producción de ideologías, con un efecto de naturalización".

Hay una "televisión mundo", sostuvo, "que cuenta cómo son las relaciones de pareja, que cuenta cómo es el cuerpo, cómo son los afectos, cómo uno se enamora y odia, que cuenta cómo es la política y cómo es el deporte".

"Y todos esos relatos no aparecen con un cartel abajo que explica que se trata de solamente una visión recortada y parcial de todas las que puedan existir sobre un tema", advirtió.

Además, sostuvo que "nos resulta complicado entender el vínculo que hay entre los jóvenes y la tecnología, y entre los jóvenes entre sí cuando se comunican a través de la tecnología".

"¿Puede un estudiante estar prestando atención a una clase y teniendo música en el oído, y en un solo oído? Yo diría que en principio, no. Pero honestamente, ¿lo sabemos?", reflexionó.

Sobre la escuela, dijo que "fue siempre muy reactiva con respecto a la tecnología. A la televisión pudo hacerla a un lado, pero no pudo con la aparatología actual como son los celulares, los mp3 y las camaritas digitales".

La propuesta de Quevedo es investigar la complejidad tecnológica y la capacidad de múltiple atención de los niños y jóvenes y, en ese sentido, señaló que "los vemos resolver satisfactoriamente ocho cosas a la vez: chatear, leer, escuchar música y hablar por teléfono mientras estudian matemática".

Sobre las leyes que prohíben usar celulares en las escuelas de Buenos Aires, Córdoba, Jujuy y Chaco, afirmó que "ésa fue la primera reacción: 'la no portación del celular'" en ese espacio.

"La segunda reacción fue abrir dentro de la escuela un ámbito de negociación, de convivencia, que permitió usar el celular en el recreo o en el patio, pero no dentro del aula, por ejemplo".

Al respecto aseguró: "Yo le creo más a este planteo de los docentes que a la prohibición que impone la ley. Hay que ponerse a pensar qué pactos de convivencia con la tecnología podemos hacer dentro de la escuela". (Télam)

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