Además del crimen de Cejas hubo 14 heridos y contusos. En el partido de ida había ganado Tigre por 1 a 0 y el clima en Mataderos presagiaba cierto riesgo para los simpatizantes visitantes.
Hubo un gran despliegue policial, pero precisamente las críticas recayeron sobre los uniformados, cuando la gente de Chicago -cuando Tigre ganaba 2 a 0- lanzaba amenazas a la tribuna adversaria.
El gol sobre el final de Federico Higuain no alcanzó para neutralizar "los alaridos de guerra" según los testimonios recogidos en el viejo estadio de Mataderos.
"Murió como un animal, en la calle, de una pedrada, con convulsiones y esperando una ambulancia que tardó más de media hora", dijo el hermano en el cementerio de San Fernando.
Javier Castrilli, titular de la Seguridad de Espectáculos Deportivos, había tomado una licencia en el cargo -estaba de campaña política en el distrito de Almirante Brown, cuando lanzó una precandidatura a intendente- y la Policía le apuntó a la "barrabrava" local.
Marcelo Cejas, que trabajaba y estudiaba, era padre de cuatro hijos. La AFA le descontó 18 puntos a Nueva Chicago mientras otro fiscal, Marcelo Romero pedía al gobierno nacional que "interviniera" a la entidad madre del fútbol.
El vicepresidente de Tigre, Pablo Rubino, denunció que "todo fue parte de una emboscada prevista por la gente de Nueva Chicago", puntualizó dos días más tarde.